La estructura alentó a las fuerzas políticas a abandonar sus reivindicaciones que calificó de arbitrarias, engañosas y cínicas, e iniciar un verdadero proceso de diálogo nacional.
Para ello pide al primer ministro Ariel Henry que garantice el equilibrio político en la gestión de los asuntos públicos y convoque a los partidos y organizaciones de la sociedad civil a apoyar el surgimiento de una democracia más pacífica.
Las organizaciones entre las que figura la Plataforma Nacional del Sector Popular Haitiano, Unión Nacional de Demócratas Haitianos, Organización para el Progreso de Haití por los Haitianos, Partido para la Evolución Nacional Haitiana y la asociación Gran Fuerza del Norte, también reclama medidas para restablecer el orden político luego de la transición.
Entre las disposiciones proponen cambiar el Gobierno actual por uno más integrador, ayudar a restablecer la autoridad del Estado y garantizar que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas haitianas prosigan sus esfuerzos para erradicar las bandas armadas.
De igual manera, alientan la reorganización de las administraciones municipales y el refuerzo de las autoridades locales de gobierno, así como el desarrollo de plataformas de diálogo interhaitiano con vistas a modificar la Constitución de 1987.
Pese a los intentos recientes de que los actores políticos lleguen a un acuerdo, las negociaciones continúan estancadas con posturas aparentemente irreconciliables.
Mientras el Gobierno aboga por ampliar el Alto Consejo de Transición y realizar elecciones, sus opositores proponen la instalación de un nuevo ejecutivo formado por un presidente y un primer ministro.
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