Cientos de integrantes de la Confederación de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias que lleva su nombre se congregaron en el epicentro de la política boliviana tras protagonizar una marcha encabezadas por Susy Quispe, ejecutiva en el departamento paceño de esa organización.
Guillermina Kuno, secretaria ejecutiva de esa confederación nacional encabezó el acto al que asistieron las ministras de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, Sabina Orellanas, y la de Trabajo, Verónica Navias.
También concurrieron viceministras y otros funcionarios gubernamentales y legislativos de las instancias nacional, departamental y municipal, así como representantes de los movimientos sociales.
“Recordamos hoy un cruel asesinato del que esta plaza fue testigo”, sostuvo Orellana en declaraciones a medios periodísticos.
Agregó que esa intención de “escarmiento” de los colonialistas españoles aportó un resultado contrario a ese propósito porque ahora las Bartolinas son miles.
“Seguirán existiendo muchas más -dijo en la improvisada conferencia de prensa en la que participó Prensa Latina-, existen Bartolinas en Argentina, España y en otros muchos países”.
Indicó que el legado de “nuestra abuela Bartolina” no debe ser olvidado, y subrayó que por las venas de las mujeres bolivianas de la ciudad y del campo corre su sangre.
Subrayó que todavía prevalecen muchos prejuicios y acciones discriminatorias hacia las féminas, pero indicó que las indígenas hoy tienen una mejor preparación cultural y están en mejores condiciones de desarrollar la lucha por la igualdad.
Indicó que las mujeres del campo y la ciudad todavía sufren la marginación y la violencia, y en ese contexto hoy el país vive un proceso de descolonización y despatriarcalización.
Agregó que este proceso es complejo y él las mujeres bolivianas deben apropiarse de las políticas públicas impulsadas por el Gobierno del presidente, Luis Arce.
Lamentó que las mujeres todavía estén en desventaja en relación con los hombres pese a todo lo avanzado, y puso como ejemplo la ausencia de autonomía política, lo cual se evidencia en que no existe todavía una gobernadora debido a lo que denominó “dedocracia”.
Enfatizó en que “autocríticamente debo decirlo, es una tarea pendiente, al igual que la autonomía económica de la mujer boliviana”.
Apresada por una traición de un grupo de indígenas el 2 de julio de 1781, Bartolina Sisa fue condenada el 5 de septiembre de 1782 a la pena ordinaria de suplicio en una acción de pedagogía del miedo, fue arrastrada con un caballo, ahoracada, descuartizada y sus restos exhibidos públicamente. .
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