Por Raixa Llauger y Jaime Cárdenas (*)
Cuando el patógeno Fusarium Raza 4 Tropical, hongo conocido por ser letal para ese fruto comestible, hizo su primera aparición oficial en el hemisferio occidental en agosto de 2019, el mundo agrícola y la seguridad alimentaria se vieron amenazados.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asumió un papel protagónico al liderar la lucha contra este patógeno, enfocándose en pilares clave como la bioseguridad, la gobernanza, el entrenamiento y la capacitación.
PROGRAMA DE CONTENCIÓN
La FAO puso en marcha un programa de contención y exclusión en las zonas de producción, en colaboración con socios como el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), la Secretaría del Consejo Agropecuario Centroamericano (SECAC), el Foro Mundial Bananero y la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), así como las autoridades fitosanitarias de la región, tanto del sector público como privado.
En países como Perú, que registró la presencia del Fusarium Raza 4 Tropical en 2021, se realizan esfuerzos en todo el territorio, especialmente en áreas de pequeños productores conocidos por su tradición en la producción de banano orgánico.
Recientemente, Venezuela también informó sobre brotes de este hongo en tres estados importantes para la producción de musáceas, que son vitales para satisfacer la demanda nacional de cambur y plátano.
Por su parte, Colombia ha mantenido la estrategia «entre limpio, salga limpio» y estableció el Puesto de Mando Unificado para coordinar y supervisar las acciones de contención y exclusión en sus áreas libres.
Las lecciones aprendidas de la pandemia de Covid-19 han subrayado la importancia de mejorar la bioseguridad, la vigilancia y las buenas prácticas agrícolas en las fincas de plátano y banano.
Además, se hace hincapié en el concepto de cordones fitosanitarios para fortalecer las zonas libres y frenar la propagación del hongo en pequeñas, medianas y grandes explotaciones.
La implementación efectiva de la bioseguridad debe ir de la mano con la vigilancia de las plantaciones, el flujo comercial y los pasajeros en las fronteras, así como con diagnósticos más precisos.
En esa dirección, la FAO apoya a las Organizaciones Nacionales de Protección Fitosanitaria de la región para acceder a tecnologías de vigilancia y capacidad analítica confiable.
Por su parte, la colaboración público-privada ha sido fundamental, con asociaciones de productores desempeñando un papel destacado en la estrategia, en estrecha coordinación con las autoridades de sanidad vegetal.
También la capacitación tiene un papel crucial a través de protocolos y simulacros, escuelas de campo, capacitación de técnicos de laboratorio y eventos de intercambio técnico.
La iniciativa de la Comunidad de Práctica de Fusarium en la región, respaldada por FAO, y que lanzará el próximo 4 de octubre, ha permitido a los países prepararse en buenas prácticas agrícolas efectivas contra el Fusarium Raza 4 Tropical.
La salud del suelo, el control biológico de patógenos vasculares, nuevas variedades resistentes y la producción de material sano son soluciones respaldadas por la FAO.
Cada día que pasa, las familias productoras y toda la cadena se preparan mejor. La región no solo previene la enfermedad, sino que también está armada con herramientas para enfrentar su llegada.
Los productores agrícolas demuestran una resiliencia impresionante, sirviendo como ejemplo para superar desafíos como la invasión de esta peligrosa raza de Fusarium, que amenaza con contaminar nuestros suelos y poner en peligro la seguridad alimentaria.
La cooperación internacional y el liderazgo de la FAO son cruciales en esta batalla para proteger nuestra producción de plátanos y bananos y garantizar un suministro alimentario seguro y sostenible para todos, para una mejor producción.
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(*) Los autores son Oficial de Agricultura de FAO y especialista en sanidad vegetal, respectivamente.