“El objetivo era crear una escuela de formación de combatientes para América del Sur a largo plazo y no un foco guerrillero”, explicó la autora en la sede de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, tras ser presentada por los embajadores de Argentina, Ariel Basteiro, y de Cuba, Danilo Sánchez.
Ante hijos de mártires de la guerrilla, exministros, una amplia representación del cuerpo diplomático acreditado, representantes de organizaciones sociales, intelectuales y otros invitados, Berlusconi refirió el testimonio que le transmitió el mayor del Ejército boliviano Rubén Sánchez.
Refirió que esta historia no contada se sustenta en las vivencias de Sánchez, quien estuvo en ese campamento porque fue emboscado y capturado por la guerrilla.
“Che lo tuvo detenido y estuvo toda una noche allí en un diálogo con él y con Inti Peredo, lo cual le hizo entender la lucha y tomar después la determinación de cambiar el sentido de su vida y posteriormente colaborar con el gobierno nacionalista de Juan José Torres”, dijo.
Indicó Berlusconi que en ese momento Sánchez aceptó el pedido del Che de sacar de Ñancahuazú el primer comunicado del Ejército de Liberación Nacional, documento que trasladó clandestinamente dentro de una bota.
Destacó que esa historia también es un reflejo de cómo el Che conquistaba espíritus y motivaba almas en busca de cambios positivos, aún en esas circunstancias tan extremas, que hoy se ve como la etapa final de su vida.
En relación con Ñancahuazú, refirió que esa base contemplaba la soberanía alimentaria, pues cada uno de los guerrilleros o alumnos, que se sumaran a esa lucha tendrían que aprender a sembrar, a hacer el pan, cosechar el trigo y molerlo, saber criar un pollo, matarlo para comer.
Berlusconi evocó que la lucha por la liberación de Argentina era el objetivo final del Che, pero también buscaba aportar una mirada nueva que trató de transmitir a sus compañeros de otros países latinoamericanos allí presentes.
Describió que en Ñancahuazú había plantas de maíz de un metro y medio, zanahorias enormes, pollos, ganado menor, un horno de barro en el que hacían el pan, según Sánchez.
“En esos detalles me detuve a investigar ese costado poco estudiado de la epopeya del Che”, reiteró.
“A 56 años de la caída del Che y sus compañeros de la gesta boliviana, Nuestra América necesita recuperar esas ideas y volver a abrazarnos con menos divisiones internas para lograr un continente más unido frente al enemigo común”, concluyó la escritora.
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