jueves 21 de noviembre de 2024

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ESCÁNER: Germán Mesa: ni gimnasta ni sicólogo, mago de las paradas cortas (+Fotos)

La Habana (Prensa Latina) Si no hubiera sido por la perseverancia de su padre, Germán Mesa a lo mejor hubiera sido gimnasta, judoca, karateca, jugador de baloncesto o sicólogo de profesión, pero nunca el mago de las paradas cortas que fue en el béisbol cubano.
Por:
Norland Rosendo González

Periodista Redacción Deportes de Prensa Latina

De virtuosa mano enguantada, zurcida con hilos de imán para las pelotas, el protagonista de engarces de lujo en Cuba y el mundo pasó a la historia por un doble play sensacional ante el equipo de Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de La Habana 1991.

Si aquella conexión pasaba al jardín del centro, los estadounidenses cuando menos hubiesen empatado el marcador, pero casi seguro tomarían ventaja, en un estadio Latinoamericano colmado de público.

Germán capturó el rodado tirándose al suelo, pasó la bola al camarero Antonio Pacheco y este completó el lance que mató el inning y aseguró el triunfo de la selección nacional de la isla por 3-2.

“Hice muchas jugadas más espectaculares, pero ninguna supera en significado a aquella de los Panamericanos del 91”, comentó en exclusiva con Prensa Latina, sentado en las gradas del mismo estadio donde la facturó.

Germán Mesa nació para jugador de béisbol, a pesar de que más de un entrenador le dijo cuando niño: «dedícate a otra cosa, que tú pelotero no das», sin siquiera dejarlo ponerse un traje. Apenas medían su estatura, tachaban su nombre de las listas.

“Pero mi papá nunca se rindió. De pequeño jugué baloncesto, tenía buena saltabilidad, practiqué artes marciales, judo y en la gimnástica avancé mucho, pero el viejo siempre me sacaba y llevaba para el campo de béisbol”, cuenta.

…”Él hizo tantas gestiones a pesar de los rechazos por mi tamaño, que convenció a un amigo del barrio, en el Cotorro, municipio ubicado en la periferia de La Habana, para que hablara con su profesor de la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE)”.

Germán recuerda que el entrenador lo citó para hacerle unas pruebas y pidió repetírselas a la semana.

Fue algo inusual, subraya, porque generalmente en una sola sesión deciden si te quedas o te vas.

La segunda vez me dijo: estás matriculado. Con el tiempo le pregunté la causa por la cual me sometió a dos ejercicios y su respuesta fue que en la primera ocasión lo hice tan bien que quería confirmar que no era un resultado excepcional, de esos que salen un día y no se repiten, recuerda el considerado por la mayoría como el mejor torpedero cubano de la historia.

Germán pasó por todas las posiciones antes de asumir las paradas cortas: “empecé por el jardín derecho, por donde menos batean, según dicen algunos, y hasta lanzador fui en mi tránsito por las categorías formativas”.

Era un adolescente que cursaba el grado 12 de la enseñanza preuniversitaria cuando en 1984 vistió por primera vez el uniforme de Metropolitanos, el segundo equipo de la capital.

“Ahí casi abandono de nuevo el béisbol. Había rendido bien en la serie provincial y en los entrenamientos, pero me eliminaron a la hora de conformar la nómina”, recordó.

“Me desilusioné con aquella decisión y le dije a mis padres, hasta aquí llego con el deporte, voy a dedicarme a los estudios, quiero ser sicólogo”.

Recuerda que fueron a buscarlo a su casa, les dijo lo mismo: no quiero saber más de la pelota. Insistieron varias veces y en una de ellas lo convencieron con la siguiente frase: esta noche vete para el estadio que te vamos a subir al equipo.

A Germán quisieron llevárselo pronto para Industriales, pero él se negó. El torpedero del equipo grande de la capital era Rolando Verde y al joven le iba a tocar el banco cuando más necesitaba jugar.

“Cuanto más insistían en mi traslado, más decía que no. Poco faltó para que dejara otra vez el béisbol, entonces los directivos de Deportes en La Habana aceptaron dejarme por cuarto año con los Metros”, asegura.

La de 1987-1988 resultó una gran campaña para él, hizo equipo Ciudad Habana en la Serie Selectiva, el torneo élite de entonces en el béisbol cubano, y entonces aceptó subir a Industriales al año siguiente.

Rememora que por entonces ya se sentía en condiciones de competir por la titularidad del campo corto en el conjunto de los Leones habaneros y tan era así que en 1989 debutó también en la selección nacional en la Copa Intercontinental de Puerto Rico.

Ahí comenzó una larga carrera de 16 temporadas en la que descolló por su virtuosismo a la defensa, además de la espectacular combinación con el camarero Juan Padilla, para la mayoría de los seguidores del béisbol en Cuba, el mejor tándem alrededor de la segunda base.

Germán asegura que las jugadas salían espontáneamente. “Jamás ensayamos nada, Padilla y yo nos conocíamos de solo mirarnos”, enfatiza.

…”Una vez perdimos un partido contra Matanzas porque ambos nos quedamos observando un batazo por el medio que ninguno atacó por temor a chocar con el otro. A partir de ese momento decidimos que en todas las conexiones por el centro del campo yo iba a buscarla por delante y él por detrás”.

El Mago enfatiza que la clave de su éxito a la defensa estuvo en que entrenaba mucho, pero además porque estudiaba a todos en el juego.

“Lo primero era conocer las características de mis lanzadores y después las de los bateadores rivales. Yo observaba cada detalle, además tenía una gran intuición. Todavía hay quien dice que es imposible, pero leía la dirección del batazo desde el swing”.

Germán fue famoso por facturar el tercer out de los innings con rodados por su posición tirando a primera base sin mirar y seguir corriendo para el banco, seguro del lance.

“Eso sí lo practicaba, me conocía el campo de juego de memoria, sabía dónde estaba cada base y cómo debía tirar desde cualquier lugar con exactitud”, asegura.

Germán ganó como jugador dos campeonatos con Industriales y una Serie Selectiva, y alzó también un título como director de los Azules, uno de los diez beisbolistas de la isla con lauros en ambas funciones.

De todas esas coronas asegura que disfrutó más el oro alcanzado como manager. Fue en la Serie Nacional de 2009-2010, cuya final ganó sensacionalmente ante Villa Clara. Desde entonces los Leones nunca más han ganado un campeonato.

En esa postemporada no éramos favoritos contra nadie. Empezamos derrotando en cuartos de final a Sancti Spíritus por 4-1, después eliminamos al antiguo Habana (4-2) y en la final rematamos a Villa Clara en Santa Clara por 4-3.

“Ese séptimo partido contra Villa Clara tiene su historia. Durante la fase clasificatoria yo había dado por perdido un choque ante Habana cuando ellos nos empataron en el noveno inning. Recuerdo que Antonio González, gloria del béisbol, me recriminó por eso al término del encuentro”.

…”La misma situación se dio en la decisión del campeonato cuando los villaclareños empataron a cinco carreras con un jonrón, pero ahí no dejamos que el ánimo de los muchachos decayera, apenas terminó el inning los recibimos en el banco con mucho optimismo y ganamos el partido”.

“Al pícher Joan Socarrás le había dicho un mes antes que se preparara, que él iba a ser el hombre del campeonato. La gente decía que yo estaba loco, pero siempre he creído mucho en mí”.

Con el juego empatado le dio la bola. Cuenta que le preguntó dos cosas: ¿te acuerdas de lo que hablé contigo? ¿estás listo? Y ambas respuestas fueron la misma: sí.

“Lo que muchos no recuerdan es que Socarrás estuvo en la rotación y tuve que pasarlo al bullpen, porque después del primer tercio bajaba su rendimiento”.

“Contra todos los pronósticos ganamos el campeonato, por eso te digo que si tengo que quedarme con un título escojo ese”, afirma.

El ahora coach de banca de la selección nacional cubana rememora con gratitud su paso por ligas profesionales como la panameña, la mexicana y la de Nicaragua, en la cual se coronó tres veces como director.

Germán refleja optimismo al referirse a las posibilidades del equipo de recuperar el cetro panamericano en béisbol, ganado por última vez en la cita continental de Río de Janeiro 2007.

“Ya nos toca”, dice, después del cuarto lugar en el Clásico Mundial y la plata que pudo ser oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, ambos eventos este año.

jcm/nrg

Colaboraron en este trabajo:

Julio César MejíasJefe de la Redacción Deportes de Prensa Latina
Laura EsquivelEditora Web Prensa Latina
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