Según verificó una reciente investigación, las asimetrías estructurales en la actual cadena de valor de los plásticos distribuyen las cargas de contaminación de forma desigual, en detrimento de los que están menos preparados para solucionarlas.
El costo real del plástico para el medio ambiente, la salud y la economía puede ser hasta 10 veces superior en las naciones de ingresos bajos, aunque consumen casi tres veces menos plástico per cápita que los de renta alta, argumentó el estudio.
De acuerdo con los cálculos, el costo de un kilogramo (kg) de plástico a lo largo de su vida útil es de unos 150 dólares en los países de ingresos bajos y medios, ocho veces más que los 19 dólares por kg de los Estados con ingresos altos.
Al comparar solamente las economías menos adelantadas y sus homólogas más ricas, la diferencia de costos se multiplica por 10, pues los países pobres soportan costos de 200 dólares por kg.
En lugar de resolver la crisis mundial de contaminación por plásticos de la forma más eficiente, el sistema traslada la mayor parte de los costos a quienes están menos preparados para gestionarlos, sin responsabilizar a quienes producen y utilizan los productos en primer lugar, enfatizó la funcionaria Alice Ruhweza, en nombre de WWF Internacional.
Actualmente, alrededor del 60 por ciento de la fabricación global responde a productos de un solo uso y el ritmo de la industria transnacional supera con creces la disponibilidad de recursos técnicos y financieros de las naciones pobres para gestionar los residuos.
Si no se reducen la producción y el consumo, los países de ingresos bajos y medios seguirán soportando la mayor carga de los impactos medioambientales y socioeconómicos directos de la contaminación por plástico, resumió WWF.
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