Así lo expresó el director general de Asuntos Africanos del Ministerio de Asuntos Exteriores local, Fisseha Shawel, en un acto realizado en la embajada de Luanda aquí con motivo del aniversario 48 del Día de la Independencia Nacional de ese país.
Shawel, además de felicitar al gobierno y pueblo angolanos por la efeméride conmemorada cada 11 de noviembre, dijo que ese día especial porque nos lleva al momento en que se liberó de cinco siglos del dominio colonial después de una larga lucha e izó la bandera de la libertad.
“Etiopía y Angola tienen relaciones bilaterales de larga data a pesar de los cambios de gobierno en ambos países, Etiopía siente que estas relaciones bilaterales deben fortalecerse aún más para beneficio de los pueblos de los dos países y de África en general”, enfatizó.
Manifestó el deseo de un África próspera basada en un desarrollo sostenible y equitativo, así como la unidad que aspire a cumplir los ideales del panafricanismo y la visión de un Renacimiento africano.
Por su parte, el embajador angolano en Etiopía, Miguel César Domingos Bembe, destacó también los históricos vínculos de amistad y cooperación entre ambos países.
Es un testimonio de los valores, aspiraciones y compromisos colectivos compartidos entre las dos naciones, apuntando al progreso y al desarrollo sostenible, siempre en defensa del panafricanismo y del multilateralismo, para materializar el “África que queremos”, subrayó Domingos Bembe.
De igual modo, mencionó el potencial económico de Etiopía y Angola que puede utilizarse como fuerza impulsora para estimular una cooperación bilateral más integral con oportunidades de inversión y asociaciones en áreas clave de interés común.
“Reiteramos nuestra determinación y compromiso de fortalecer y ampliar las relaciones de cooperación entre Angola y Etiopía, contribuyendo al proceso de desarrollo de ambos países”, concluyó.
Desde que el 4 de febrero de 1961 un grupo de mujeres y hombres, provistos de palos, catanas y machetes, atacaron la casa de recluidos y la prisión de São Paulo, en Luanda, para liberar a los presos políticos que estaban amenazados de muerte, el país no cejó en su empeño por romper el yugo colonial.
Ese hecho abrió el camino hacia la conquista de la independencia, que finalmente fue declarada el 11 de noviembre de 1975 por el líder del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), António Agostinho Neto, quien se convirtió en el primer presidente de la nación.
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