Las academias o emprendimientos personales dedicados al aprendizaje de la kizomba y elsemba son comunes no solo en la capital angolana, sino también en otras partes del territorio nacional, pues el baile es una costumbre arraigada, si bien los ritmos más tradicionales van cediendo ante otras tendencias modernas como el kuduro.
Originario de los musseques (barrios periféricos) capitalinos, el semba es un género de música y danza que ha contribuido a la construcción de la identidad cultural angoleña, de ahí su reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional.
En tanto, la kizomba, palabra que en lengua kimbundo significa “reunión, confraternización, fiesta del pueblo”, se ha diseminado por el mundo a tal punto que existen academias en diferentes regiones y muchas personas en Angola comienzan a preocuparse porque se olviden sus orígenes reales.
Con fuertes raíces ancladas en los bailes de los hombres y mujeres que se resistieron a la esclavitud, actualmente ambos estilos persisten como danzas de pareja de mucha sensualidad, pues los cuerpos se mueven muy próximos unos a otros siguiendo la cadencia de la música.
Las figuras que forman al desplazarse las duplas son dignas de admirar, razón que ha convertido a estas danzas en objeto de concursos del patio e internacionales.
Las autoridades culturales realizan esfuerzos por preservar estos ritmos y bailes a través de coloquios, conferencias, festivales y competiciones; sin embargo, la esencia sigue siendo que no se apague esa música en las emisoras ni se detengan los pasos cadenciosos que en fiestas y salones mueven al pueblo.
(Tomado de Orbe)