Por Manuel Vázquez
Corresponsal jefe en Sudáfrica
Así, no hubo sector de la actividad nacional que no se resintiera, con efectos inmediatos sobre el empleo y, en consecuencia, el nivel de vida de las personas.
Según expresó el pasado 5 de julio el gobernador del Banco de la Reserva de Sudáfrica (SARB), Lesetja Kganyago, a causa de la pandemia, “que interrumpió nuestras vidas”, la economía del país entró en recesión, con un mayor impacto entre la población más pobre. Sin embargo, lo peor es que los efectos negativos sobre la vida económica y social del país no se limitaron temporalmente al periodo de la enfermedad, sino que perduran hasta hoy día, cuando la Covid-19, como emergencia mundial, ya es historia.
De esa manera, el 2023 no resultó un año bueno para los sudafricanos, marcado por la inflación, un elevado desempleo, principalmente entre los más jóvenes de la fuerza laboral activa, y sostenidos cortes de electricidad que afectaron tanto a empresas como a ciudadanos comunes por igual.
Ya a fines de noviembre, y a la espera de los resultados anuales (que se publicarán a inicios del 2024), el ente nacional de estadísticas, Stats SA, reportaba que la inflación interanual al consumidor aumentó por tercer mes consecutivo en octubre, en un 5,9 por ciento frente al 5,4 registrado en septiembre.
En consecuencia, ese parámetro se acercó al límite superior del rango de inflación del Banco de la Reserva.
Los precios al consumidor, detalló Stats SA, aumentaron en promedio un 0,9 por ciento entre septiembre y octubre, el mayor incremento mensual en tres meses.
En particular, el costo de los productos relacionados con las aves de corral se vio sometido a una mayor presión al alza debido a un brote de gripe aviar en varias provincias del país, pues el necesario sacrificio de millones de pollos y gallinas ponedoras provocó escasez en el mercado, con la consiguiente ola de compras de pánico por parte de los consumidores.
El único alivio relativo en cuanto a la inflación en el periodo, que no compensa los aumentos de precios minoristas, provino del pan, cereales y de la carne de res, productos que, aunque siguieron costando más cada día, su ritmo de aumento fue menor.
Por otra parte, la inflación del transporte se aceleró hasta el 7,4 por ciento desde el 4,2 de septiembre, lo cual obedeció principalmente al aumento mensual promedio del 6,5 por ciento en el precio de los combustibles, desde el 1,5 en septiembre, llevando la tasa anual al 11,2 por ciento.
Para fines de diciembre, según expertos consultados por Prensa Latina, la situación general en cuanto a la subida de precios en el país no deberá experimentar grandes cambios.
DESEMPLEO, UNA ASIGNATURA PENDIENTE
Uno de los problemas mayores que enfrentan los sudafricanos actualmente es la elevada tasa de desempleo nacional, la cual, a pesar de los esfuerzos que realiza el Gobierno en disminuirla, permanece como una de las más elevadas del mundo, solo superado, según estadísticas internacionales, por Sudán.
De acuerdo con un reporte del pasado 14 de noviembre de Stats SA, la tasa oficial de desempleo en Sudáfrica es del 31,9 por ciento a fines del tercer trimestre de 2023.
Y, aunque ello fue algo menor que el 32,6 por ciento registrado en similar periodo previo (una disminución de 0.7 puntos porcentuales, equivalente en cifras absolutas a 72 mil nuevos empleos), el indicador sigue siendo preocupante.
Según la fuente, ello implica que en Sudáfrica al día de hoy hay 7,8 millones de desempleados.
En cuanto a ese indicador entre los jóvenes, Stats SA dice que ese sector de la población se mantiene como el más vulnerable, aunque el número total de desempleados entre 15 y 34 años disminuyó en 1,9 puntos porcentuales, del 45,3 por ciento en el segundo trimestre a un todavía alarmante 43,4 al finalizar el tercero.
En consecuencia, más allá de cambios temporales en cuanto al desempleo en Sudáfrica, éste sigue siendo un lastre de peso para la economía nacional y fuente de insatisfacciones sociales.
LA ELUSIVA ELECTRICIDAD
Sin embargo, uno de los factores que más afectan a la vida nacional son los persistentes cortes de electricidad, los cuales, salvo muy breves periodos de alivio, se mantuvieron como una constante durante todo el 2023.
La seriedad de la situación es tal que ya a principios de año el presidente, Cyril Ramaphosa, nombró un ministro de Electricidad, cargo inexistente hasta ese momento.
El nuevo ministro, en palabras del mandatario sudafricano, es responsable desde la oficina presidencial de supervisar todos los aspectos de la respuesta gubernamental a la actual crisis de electricidad, incluido el trabajo del Comité Nacional de Crisis de Energía.
¿El objetivo? Trabajar a tiempo completo con la gerencia de la empresa eléctrica nacional, Eskom, para terminar con las interrupciones de suministro energético mediante la implementación del plan de acción previsto para la recuperación del sector.
También a inicios de año, Ramaphosa declaró el “Estado de Desastre” durante su discurso ante el Parlamento del Estado de la Nación, para responder a la crisis eléctrica que sufre el país.
Circunstancias extraordinarias, dijo al argumentar la necesidad de la medida, requieren medidas extraordinarias, y la crisis energética es una amenaza existencial para nuestra economía y “el tejido social” del país.
El Estado de Desastre, explicó, permitirá proporcionar medidas prácticas a adoptar para apoyar a las empresas en la producción de alimentos, el almacenamiento y la cadena de suministro minorista, el despliegue de generadores de emergencia, paneles solares y suministro de energía ininterrumpido.
Al mismo tiempo, añadió Ramaphosa, Sudáfrica proseguirá el proceso de transición hacia una economía baja en consumo de carbono a un ritmo que el país pueda permitirse, y de una manera que garantice la seguridad energética.
Y esas acciones sin dudas ya están dando resultados positivos, pues, aunque los actuales cortes diarios de energía son como promedio de cuatro mil megawatts (MW) diarios, ellos están lejos de los sufridos por todos en el país meses atrás.
Pero no todo es bueno para los consumidores, pues a principios de año el ente Regulador Nacional de Energía de Sudáfrica (Nersa) aprobó un aumento en el precio de la electricidad de un 18.65 por ciento para el periodo 2023/2024, que se hizo efectivo el 1 de abril.
Y para el año fiscal 2024/2025 esa autoridad regladora estableció sobre la ya elevada subida de precios para el 2024, otro aumento del 12.74 por ciento.
Al comentar la decisión de Nersa, el director financiero de Eskom, Calib Cassim, dijo que esa medida contribuirá positivamente desde un punto de vista financiero y de sostenibilidad de la empresa, pues el nuevo nivel de precios refleja mejor el costo de producir electricidad con eficiencia.
De esa manera, los desafíos a superar por Sudáfrica en 2024 no serán pocos, con la mayor parte de la población esperando que se resuelvan para bien, deseos no compartidos por la oposición, que espera aprovecharse de esas dificultades para obtener ventajas políticas en las venideras elecciones nacionales (primera mitad de 2024).
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