“Cada 21 de diciembre se celebra a la Illa (…), en torno a la fiesta de la Illapacha, que significa que es el tiempo de la lluvia y en la vida de Los Andes la fiesta es una expresión de agradecimiento a la Pachamama por darnos alimento de la producción agrícola y pecuaria”, afirmó el director de Patrimonio Cultural, Gonzalo Vargas.
Durante la presentación en la sede del Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización y con la participación del Gobierno Municipal de Santiago de Huata, se resaltó la significación de este acontecimiento.
Vargas destacó que en ese contexto se desarrollan diferentes ceremonias y expresiones culturales para destacar el inicio de la época de siembra.
Añadió que los saberes y conocimientos ancestrales deben ser revitalizados y transmitidos de generación en generación.
Por su parte, la presidenta del Concejo Municipal de Santiago de Huata, Lidia Mamani, invitó a la población nacional a participar de la celebración del Illapacha en Chigani Alto.
Según las tradiciones aymaras, la temporada de agradecimiento a la Pachamama concluye en febrero con la fiesta del Anata.
El país altiplánico celebra el 21 de junio el solsticio de invierno y el Año Nuevo Andino Amazónico, y el 21 de diciembre, además de dar loas al solsticio de verano es también la fecha de las “illas”, que en la cultura ancestral se traduce como la fuente, el origen, la semilla de todo lo animal, vegetal y mineral.
El solsticio de verano se caracteriza por la noche más larga del año en el hemisferio norte y la más corta en el sur.
Cada 21 de diciembre los pueblos originarios celebran la “Illa” e “Ispalla” en torno a la fiesta de Illapacha de los Andes, con el objetivo de recordar la primera siembra realizada en septiembre y de la cual se ven los primeros frutos.
Para honrar esta ocasión se realizan rituales heredados de tradiciones ancestrales en diferentes regiones de Bolivia con peticiones de salud, unidad y buenos augurios.
El 21 diciembre tiene muchas acepciones en el calendario de los pueblos indígenas originarios campesinos.
Sin embargo, todas tienen el denominador común del agradecimiento para que la Pachamama brinde buena producción y que proteja la crianza de los animales.
En tal sentido, muchas regiones celebran el “Qhapaq Raymi” o fiesta grande del sol, de la maduración de los cultivos, de la renovación de energías.
Se trata de la Illapacha de los Andes, que contempla la fiesta de la Illa relacionada con todo lo animal, y la de la Ispalla, vinculada con lo vegetal y mineral.
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