En sus habituales reseñas en Facebook sobre tendencias en el entorno de la industria de los viajes apuntó para esta oportunidad a los robos en los hoteles, por ejemplo.
Dice el entendido que los viajeros a veces quieren llevar un recuerdo de los lugares que visitan y los de los hoteles no son la excepción.
De allí se llevan desde los artículos más insignificantes hasta los menos imaginados. No obstante, los más apetecidos son las toallas, albornoces, perchas y bolígrafos, entre otros.
Una encuesta a mil 376 directores de hotel en Europa realizada por la guía alemana Wellness Heaven reveló que los objetos que más se llevan los huéspedes son toallas con el 79,2 por ciento, albornoces con 66,4, perchas con el 49,8 y bolígrafos con 41,8. Les siguen los cosméticos con el 30,4, las pilas el 30,4 y las cuberterías con un 27,5.
Entre otros artículos que solo representan el 24 por ciento de los que más se llevan están las obras de arte, tablets, mantas, almohadas, platos, cafeteras, mandos a distancia, secadores, televisiones, bombillas, colchones, lámparas, teléfonos y minineveras.
Así mismo, el 11,4 por ciento de los hoteles encuestados manifestaron que los huéspedes se llevan las cafeteras y cerca del nueve por ciento los televisores.
Pero los objetos más extraños o sorprendentes que se apropian son los bancos de madera de una sauna en un hotel de Austria, los números de las puertas de las habitaciones en uno de Inglaterra, los cabezales de ducha, equipos de hidromasaje, un inodoro, un desagüe e incluso un lavabo.
Otros robos aún más exóticos es el de una cabeza de jabalí disecada que sacaron de un hotel en Francia y un piano de cola en Italia, concluye Perelló.
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