De acuerdo con una información divulgada en el sitio oficial del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF), fueron hallados en el fuerte Castelliere di Rupinpiccolo, dos discos de piedra que datan del siglo IV antes de nuestra era, que podrían representar uno de ellos el sol, y el otro las constelaciones Escorpio, Orión, las Pléyades y Casiopea.
En las excavaciones, que continúan, así como en el estudio de estos objetos, participan investigadores del INAF, en colaboración con expertos de la Universidad Ca’ Foscari, de Venecia y del Centro Internacional de Física Teórica de Trieste (ICTP).
Los especialistas que intervienen en estas investigaciones coinciden en que el segundo de esos grabados sugiere una comprensión detallada del cielo nocturno.
El mismo data de varios siglos antes de que se conocieran los primeros mapas precisos derivados del catálogo de Hiparco, fechados en el siglo II antes de nuestra era.
Uno de los cuerpos celestiales de la piedra de Rupinpiccolo, identificado con el número 29, resulta desconocido, por lo que el astrónomo Paolo Molaro, del INAF y el arqueólogo Federico Bernardini, de la Universidad Ca’ Foscari, propusieron que podría representar una explosión estelar supernova que dio lugar a un agujero negro.
Esos expertos consideran que ese grabado de la bóveda celestial data de hace al menos dos mil 400 años, y fue probablemente realizado por un solo individuo, quien utilizó para ello herramientas rudimentarias, como un martillo y un cincel de metal básico, con una punta de 6 a 7 milímetros.
Si se valida, este descubrimiento podría representar un cambio significativo en la comprensión histórica, pues sugiere que ese mapa puede ser anterior al denominado Disco Celeste de Nebra, que data del año 1600 antes de nuestra era, representación en bronce con apliques de oro del Sol, la Luna y las Pléyades, encontrada en 1999 en Sajonia, Alemania.
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