De cualquier forma, los países pobres con altos niveles de endeudamiento están expuestos al riesgo de una rápida desestabilización económica que perturbará el empleo, las condiciones de trabajo y el crecimiento salarial, debido, entre otras razones, al endurecimiento de las condiciones financieras internacionales, sopesó la OIT.
Al decir de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por el momento, estos problemas han sido esporádicos y con pocas repercusiones regionales o mundiales; no obstante, “si las tensiones financieras acaban afectando a un mayor número de países de importancia sistémica, no es descartable que estalle una nueva crisis financiera mundial”.
En opinión de la OIT, se vislumbra un «panorama sombrío» a medida que la policrisis quebranta la justicia social, y en un futuro próximo, las perspectivas del mercado de trabajo tenderán al deterioro, aunque solo moderadamente.
Para 2024 es de esperar que alrededor de dos millones más de personas busquen un puesto de trabajo, eso elevará la tasa de desempleo a 5,2 por ciento, frente al 5,1 por ciento registrado en 2023, pronosticó la entidad.
También la agencia advirtió sobre el menor ritmo de crecimiento de la productividad a escala internacional, debido entre otros obstáculos al dominio de los grandes monopolios digitales, que impide una adopción más rápida de la tecnología, especialmente en los países en desarrollo y en sectores con predominio de empresas de baja productividad.
A juicio del director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, los problemas de mano de obra detectados “suponen una amenaza tanto para los medios de vida individuales como para las empresas, y es esencial que los abordemos con eficacia y rapidez”.
“El descenso del nivel de vida y la escasa productividad, combinados con una inflación persistente, crean las condiciones para una mayor desigualdad y socavan los esfuerzos por alcanzar la justicia social. Y sin una mayor justicia social nunca tendremos una recuperación sostenible”, declaró.
En respuesta a las continuas tensiones geopolíticas y a la persistente inflación, durante 2023 las autoridades monetarias de las economías avanzadas y emergentes aplicaron la subida más rápida de tipos de interés desde la década de 1980.
Sin lograr hasta el momento las metas de reducción inflacionaria, los bancos centrales tenderán a mantener una orientación restrictiva de las condiciones monetarias, al menos hasta finales de 2024, estimó la OIT.
En definitiva, sintetizó, “la recuperación económica y social tras la pandemia sigue siendo incompleta y las nuevas vulnerabilidades frenan el progreso de la justicia social”.
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