Por medio de un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró que las fuerzas del Pentágono amenazan la paz y la seguridad internacionales mediante ataques a otros países que violan la soberanía de estos y de la ley internacional.
Este ataque exacerba peligrosamente las tensiones en el Medio Oriente, y se suma a otras violaciones estadounidenses de la soberanía y la integridad territorial de Siria, afirmó la Cancillería.
Aclaró que los bombardeos ocurrieron en una región donde el ejército sirio lucha contra los remanentes del grupo terrorista Daesh, lo que pone de manifiesto la intención de Washington de revivir el terrorismo.
Damasco condena esta agresión y rechaza categóricamente todas las excusas y mentiras promovidas por la administración estadounidense para justificarla, enfatizó el comunicado.
Puntualizó que la administración de Joe Biden no respeta la Carta de las Naciones Unidas ni los principios del derecho internacional, y busca constantemente respaldar a sus mercenarios de grupos terroristas que creó al servicio de sus agendas.
El texto criticó la incapacidad del Consejo de Seguridad de la ONU de asumir sus responsabilidades en detener estas graves violaciones de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional.
En horas de la madrugada de hoy, cazabombarderos del ejército de Estados Unidos atacaron decenas de puntos del ejército sirio y sus aliados, en la provincia de Deir Ezzor, ubicada a 450 kilómetros al nordeste de esta capital, cerca de la frontera con Iraq.
Los ataques, según denunció Damasco, dejaron varios muertos y heridos, y ocasionaron daños materiales en las propiedades públicas y privadas.
Durante los meses de octubre y noviembre del año pasado, aviones de Estados Unidos lanzaron similares incursiones contra posiciones de las Fuerzas Armadas de Siria y sus aliados, en la misma gobernación de Deir Ezzor.
Washington mantiene una quincena de bases en territorio sirio sin el consentimiento del Gobierno de Damasco ni la aprobación de las Naciones Unidas, instalaciones que han sido atacadas con misiles y drones en más de 150 ocasiones durante los últimos tres meses, en respuesta al apoyo estadounidense al genocidio cometido por Israel en Gaza.
Siria denunció repetidamente esta presencia, la que calificó de ocupación, y aseguró que la actuación de los militares estadounidenses en el territorio nacional incentiva la actividad terrorista y apunta a desestabilizar el país y saquear sus riquezas.
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