El aeródromo que sirve a Lima y el vecino puerto del Callao vivió desde la noche del jueves último y ayer una crisis al aumentarse los intervalos de las operaciones de aterrizaje y despegue, por exigencia del Sindicato de Controladores, que argumentó la sobrecarga de trabajo por insuficiencia de personal.
La medida se debió a la falta de personal, que según Corpac, comenzará a superarse paulatinamente y en forma inicial con el ingreso de practicantes y la posterior incorporación de mayor personal preparado para la tarea.
Los aplazamientos causaron un verdadero caos que obligó a acampar virtualmente en el aeropuerto limeño, sobre todo a pasajeros de vuelos nacionales y retrasó las llegadas y salidas de miles de viajeros.
Las críticas y reclamos se multiplicaron, motivados por el desorden y las molestias causadas a los pasajeros, e hicieron inevitable la dimisión del presidente de Corpac.
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