Una de las mayores atracciones del lugar son las cataratas, que ponen a prueba el ímpetu del río Potomac a medida que cae su torrente sobre una serie de rocas empinadas e irregulares y fluye a través del angosto desfiladero Mather.
Están clasificadas como aguas bravas de clase 5-6 (máxima), según la escala internacional de dificultad de los ríos.
Cuentan que el primer kayakista que las corrió fue Tom McEwan en 1975, pero solo desde principios de la década de 1990 las cataratas de Great Falls se convirtieron en un destino popular para los navegantes expertos en aguas rápidas en el entorno de la capital de la nación.
El parque en su conjunto es un punto para la historia y la naturaleza, en un hermoso perímetro de 324 hectáreas y a solo 24 kilómetros de Washington D. C.
Cada año, cerca de medio millón de personas decide visitar el sitio y, como es de suponer, todos quieren llevarse su mejor foto.
(Tomado de Orbe)