La economía alemana no encuentra una salida a su crisis, algo considerado por los expertos como una tormenta perfecta que probablemente perdure y ya amenaza a la coalición gobernante. La presentación este miércoles de las nuevas previsiones del gobierno confirmó el estancamiento de la primera economía de la zona euro.
Cumpliendo con lo adelantado por la prensa local, el ejecutivo recortó su previsión de crecimiento económico para este año a 0,2 por ciento del producto interno bruto (PIB), muy por debajo del 1,3 por ciento proyectado meses atrás.
El vocero de Berlín, Steffen Hebestreit, señaló que en este inicio de año, la economía alemana sigue en aguas turbulentas.
Tras una contracción de 0,3 por ciento del PIB el año pasado, la situación económica provoca un intenso debate dentro de la coalición del gobierno del canciller Olaf Schol, que incluye a socialdemócratas, ecologistas y liberales.
La crisis fue provocada por una multitud de factores que se acumulan y golpean al sector industrial alemán.
Este pilar de la economía representa alrededor de 20 por ciento del PIB, pero no muestra recuperación a sus niveles de producción previos a la pandemia de la Covid-19.
Unos 60 grupos industriales europeos publicaron el lunes un llamado a los líderes de la Unión Europea (UE) para exigir medidas de apoyo.
Entre los firmantes están los gigantes químicos alemanes BASF, Bayer y Covestro. Este sector sufrió el año pasado una caída de ocho por ciento de su producción y de 12 de sus ingresos.
Desde hace meses se negocia un paquete de alivio fiscal para las empresas. En la última versión, la suma inicialmente propuesta, de siete mil millones de euros, se vio recortada a la mitad por la oposición de las regiones, que temen que sus presupuestos se les queden cortos con tanto incentivo.
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