El innovador satélite, llamado Lignosat, es el resultado de varias pruebas realizadas desde 2020 con tres tipos de madera en el espacio: el abedul de Erman, el cerezo japonés y la magnolia bovate.
Luego de 290 días de pruebas se determinó que la madera de la magnolia es la que ofrece mayor resistencia, por lo que los científicos concluyeron que esta debía ser la elegida para dar vida al primer satélite hecho con este material.
Según los expertos, los satélites de metal se queman por completo cuando entran en la atmósfera, evento del cual se derivan sustancias nocivas y desechos, y las partículas que quedan suspendidas dañan la capa de ozono.
Mientras, cuando se utiliza madera en la Tierra, hay problemas de combustión, putrefacción y deformación, pero en el espacio no los hay.
En el espacio no hay oxígeno, por lo que no se quema, y no hay seres vivos viviendo en ellas, por lo que no se pudren, explican los especialistas.
Esto parece ser una alternativa viable para la crisis de la basura espacial pues, de acuerdo con datos de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la actualidad hay alrededor de 13 mil satélites orbitando la Tierra, de los cuales aproximadamente solo ocho mil están funcionando.
A estos desechos se suman los restos de naves que han sido lanzadas desde nuestro planeta a lo largo de los años, y otros fragmentos desprendidos por artefactos de similar naturaleza que constituyen la basura espacial.
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