Pero lo que sí es autóctono y nacido en bares y cantinas de San José es el chifrijo, un plato que combina a esos dos inseparables de la mesa tica: el frijol y el arroz, acompañados de trozos de chicharrón, cuero y carne de cerdo fritas, de ahí su nombre.
La receta, presente en la gastronomía tica desde los años 70 del siglo XX, incluye, además, el pico de gallo —la famosa salsa mexicana que mezcla tomate natural, pepino, ajo, cilantro, cebolla y jugo de limón, todos picados en pequeños trozos— y, para completar, porciones de tortillas de maíz.
Cuenta la leyenda que en una cantina josefina un marchante apurado necesitaba comer algo rápido. El dueño del local unió en un tazón todos estos productos y sirvió al comerciante.
Ante la aceptación, el preparado después se fue extendiendo poco a poco hasta llegar a convertirse en un indispensable del menú en los establecimientos de comida tradicional, aunque el frijol más utilizado entonces fue el de la variante cubase, de grano grande.
El plato, que rebasó las fronteras capitalinas para llegar a todos los rincones del país, lo distingue su modo de servir.
Los ingredientes de esta receta se ubican en un orden prefijado en un tazón profundo: primero el frijol con caldo y después el arroz, y sobre estos los pedazos de chicharrón. Encima el pico de gallo y como elemento decorativo varias tortillitas de maíz, preferiblemente de forma triangular, bordeando el recipiente o en la parte superior.
Los establecimientos gastronómicos ofrecen además a sus clientes incluir otros productos a su gusto para acompañar como la mayonesa, la salsa de tomate, el chile picante o rebanadas de aguacate.
Para los costarricenses, el chifrijo es una comida sencilla y al alcance de todos. Indiscutiblemente, reina en el menú de las cantinas, restaurantes y hasta en los hogares.
(Tomado de Orbe)