El detonante fue que un atribulado expresidente Ricardo Martinelli, salió exaltado de la sala del juicio que se le sigue por espionaje telefónico y cual sucede en cualquier escuela, esperó afuera al testigo de la Fiscalía José Luis Varela, hermano del anterior gobernante, para propinarle un golpe y gritarle improperios.
A su vez Varela, quien fue diputado, le respondió la agresión física e igualmente vociferó ofensas, mientras el personal de seguridad se encargaba de la labor del árbitro central en los cuadriláteros de boxeo.
Todo ocurrió ante las cámaras de la televisión y fotógrafos del patio, que pudieron documentar lo ocurrido y lograron opiniones de los contrincantes, pues el testigo declaró contra Martinelli y trascendió que el origen de las molestias del acusado fueron elementos aportados por el testimoniante en el juicio.
Después, como en una revancha de barrio, Varela denunció ante a la justicia a Martinelli por agresión y este, en represalia, lo demandó por ‘simulación de hechos punibles y calumnia’, porque él no le causó daño alguno, a pesar de que se jactó ante la prensa de haberlo golpeado.
En la continuidad de lo que algunos irónicamente consideran vaivenes de la politiquería criolla, el expresidente ordenó la prohibición de vender los rones de Varela Hermanos en su red de supermercados, lo que una vez más lo convirtió en el hazme reír de las redes, que crearon memes con ambos hechos.
La empresa ronera tiene como accionistas a los hermanos Varela involucrados en la política y a otros miembros de la familia, por lo que ante la insólita acción emitió un comunicado donde lamentó lo ocurrido, y reiteró que mantienen una ‘rigurosa separación’ entre las actividades comerciales y la vida privada o pública de los dueños.
Otras revelaciones volvieron a poner en jaque al expresidente, esta vez fue la popular periodista de TVN, Castalia Pascual, quien en un programa de opinión confesó que ‘Martinelli me puso de rodillas’, pues espiando su teléfono conoció de un familiar allegado recluido en una granja de rehabilitación para drogadictos.
Lo mandó a sacar de allí -contó entre sollozos- y lo pusieron en una pésima celda de la cárcel La Joya, apoyado en su poder como presidente, ‘entonces me chantajeó y me dijo no te metas con mis hijos y no me meto con tu familia’, lo que motivó que Pascual renunciara entonces a trabajar como reportera, para que liberaran a su familiar.
Una vez fuera de la Presidencia, cuenta, Martinelli me pidió perdón por lo que hizo y ‘yo lo perdoné’, pero eso no debiera ocurrir nunca más, que usen su poder para intereses personales, afirmó.
‘Estamos viviendo una época que nos remonta a la política criolla de antes de 1968, los tiempos del reinado pleno de la oligarquía y sus pugnas y contradicciones, que hicieron de la lucha por el poder un territorio de lodo y fango, muy bien pudiendo caracterizarse como una decadencia de lo ético y el bien obrar’, opinó Ramiro Guerra.
En un artículo publicado por la web El Periódico, el abogado analizó como el país está sumergido en una degradación de lo ético en la política, lo cual abrió el diapasón a ‘una forma de política pragmática, utilitarista, del cómo hacer dinero desde el control del Estado’.
‘El incidente de Popi Varela y el expresidente Martinelli, no lo veamos como algo aislado de la degradación en varios aspectos de la vida en la sociedad y en la cual estamos sumergidos’, sentenció.
Guerra advirtió que lo peligroso es que esos protagonistas llegan al absurdo de creerse sus mentiras y aplican una ‘política elevada a una suerte de esquizofrenia y surrealismos propios de un escenario de tragedia’. Y concluyó con un mensaje esperanzador: ‘La historia siempre encuentra salidas de escape a lo trágico y perverso’.
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