Según McKinsey & Co., el cambio de matriz energética en Sudáfrica haría que el carbón represente en el futuro previsto solo el cuatro por ciento de la generación eléctrica, frente a más del 80 por ciento en la actualidad.
En ese escenario, la energía eólica y solar proporcionaría dos tercios del total, y el resto vendría principalmente del hidrógeno y el almacenamiento, afirmó la consultora.
La transición de base energética podría contribuir a crear 65 mil puestos de trabajo netos, acotó.
Si bien África como continente, si se incluyen las emisiones agrícolas, representa solo alrededor del 10 por ciento de la producción global de gases de efecto invernadero, es probable que sea la región más afectada por el cambio climático, reveló McKinsey.
En caso de que la temperatura global promedio aumente en dos grados Celsius hacia el 2050, añadió, hasta 900 millones de africanos podrían estar expuestos a los peligros climáticos.
De ellos, detalló, unos 640 millones de africanos quedarían expuestos al estrés por calor, 175 millones bajo la amenaza de sequías regulares, y 130 millones a inundaciones, entre otros.
A medida que aumentan las temperaturas y algunos países desarrollados imponen aranceles sobre bienes que implican importantes emisiones de gases de efecto invernadero en su producción, advirtió la consultora, unos 20 mil millones de dólares en exportaciones de productos básicos del continente africano están amenazados.
Igualmente, unos 200 mil puestos de trabajo pueden perderse.
No obstante, indicó, si se invierte suficiente en hacer que las economías de África sean más amigables con el medio ambiente, se podría desarrollar una industria de exportación de créditos de carbono e hidrógeno de 35 mil millones de dólares anuales para 2050.
Asimismo, se podrían crear 800 mil puestos de trabajo en industrias ecológicas para 2030.
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