Los comicios del domingo 7 de marzo son importantes para facilitar la gestión estable de una nación que retornó a la democracia en noviembre de 2020 tras un año de gobierno inconstitucional, consecuencia del golpe de Estado contra Evo Morales en 2019, advierten varios expertos.
El sociólogo Juan Carlos Pinto, fallecido recientemente, calificó la convocatoria a los más de siete millones de bolivianas y bolivianos de una lucha entre el Movimiento al Socialismo (MAS) y una oposición fragmentada.
En juego están, precisó el intelectual, la ampliación hegemónica expresada en las últimas votaciones con el apoyo al partido azul, como también se conoce al MAS, o bien una ruptura para poner en jaque la gobernabilidad del país a la administración del presidente Luis Arce en los departamentos y municipios.
A juicio del diplomático y analista internacional chileno Gabriel Gaspar, Bolivia ya definió el poder en las elecciones presidenciales, en estas subnacionales concretará el del territorio y será parte de la política de los próximos años cómo los nuevos cargos se entiendan con el ejecutivo central.
CANDIDATOS LLAMATIVOS EN LAS LISTAS
El Tribunal Supremo Electoral divulgó a fines de enero las listas de las organizaciones (121) y candidaturas registradas (11 mil 173 titulares), en una carrera por las gobernaciones departamentales, alcaldías, jefaturas municipales y representaciones de los pueblos originarios, entre otros.
En el contexto de un descenso de la incidencia de contagios y muertes por la Covid-19 y de estimaciones de retorno a la senda del crecimiento económico, las agrupaciones en competencia tienen como los bastiones deseados los departamentos de La Paz y Santa Cruz, con dos millones de habitantes cada uno.
El MAS expuso la necesidad de obtener la victoria en siete gobernaciones y 300 alcaldías, para de tal modo blindar al binomio presidencial Luis Arce – David Choquehuanca y así velar por la continuidad del proceso de cambio iniciado en 2005.
Su candidato hacia la gobernación de La Paz Franklin Flores, enfrenta a 16 figuras, mientras en Santa Cruz Mario Cronembold aparece en porfía, principalmente, con uno de los cabecillas de la asonada golpista de noviembre de 2019 Luis Fernando Camacho.
La exmandataria de facto Jeanine Áñez pretende la gobernación del Beni a nombre de Ahora y en la histórica urbe de El Alto, perteneciente a La Paz, Jallala inscribió a la otrora titular de la Cámara de Senadores Eva Copa.
En estos procesos influye la presencia del movimiento que postula a un candidato, pero el electorado mira más a la persona, su trayectoria, sus aportes y propuestas para solucionar las necesidades de su localidad, explicó la socióloga María Teresa Zegada.
En tal sentido, encuestas recientes, como una presentada por la empresa Ciesmori para la televisora Unitel, difundieron un triunfo del MAS en cinco departamentos: Cochabamba, Potosí, Pando, Chuquisaca y Oruro, menor a lo proyectado por la fuerza azul.
Sin embargo, dichos datos son simples acercamientos que usan cierta metodología y que obviamente pueden sufrir muchas transformaciones, aclaró la analista y columnista del diario La Razón Verónica Rocha.
En las votaciones regionales anteriores, el MAS alcanzó seis de las nueve gobernaciones y dos alcaldías de ciudades capitales, en tanto durante las generales de 2020 arrasó en 300 de los 342 municipios y logró la mayoría en seis de las nueve regiones.
El panorama es impreciso porque las cartas no están echadas todavía, nadie puede adelantar quién va a ganar, solo dará certidumbre la participación ciudadana, de cuya respuesta en las urnas quedará la nueva geografía del poder político boliviano, evaluó el politólogo Ernesto Machicao.
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