La víspera, el presidente Laurentino Cortizo encabezó una reunión con dirigentes de esa organización gremial en la que establecieron revisar la ley de transporte y la actualización del Decreto No.56 de 1992, que rige las exoneraciones en materia de aranceles de insumos y repuestos utilizados por los transportistas.
Según una nota de prensa de la Presidencia, se analizó también la presentación ante la Asamblea Nacional de la aprobación de una ley que regule en materia impositiva la operación y utilización del comercio digital en el servicio de transporte.
Al referirse al encuentro, Cortizo aseguró que el mismo constituye un ejemplo positivo para la nación, por lo que instó a los transportistas a continuar sentados en esta mesa de trabajo, en la que también deberán acordar el aforo en el transporte público de conjunto con el Ministerio de Salud.
Sobre este particular, se manejó la posibilidad de incrementar el número de pasajeros al ciento por ciento de la capacidad en el transporte colectivo, siempre y cuando cumplan con las medidas de bioseguridad establecidas para evitar un repunte de la Covid-19.
“Ustedes no se sientan a conspirar o a sabotear la acción del Gobierno, al contrario, ustedes lo que dicen es si nosotros nos unimos como país, especialmente ante una pandemia, este país que es de todos, va a poder salir adelante y ese es el mensaje que queremos dar”, expresó el mandatario.
Durante la cita pactaron, además, aplicar a los transportistas la tercera dosis de la vacuna contra la Covid-19 de manera prioritaria y destinar tres millones de dólares del subsidio del Metrobus o de otra fuente, con el aval del Ministerio de Economía y Finanzas, para hacerle frente al alto costo de los carburantes.
En tal sentido, trascendió que actualmente tiene lugar una negociación entre las petroleras y Canatra para establecer precios especiales a los combustibles en este sector, teniendo en cuenta los volúmenes de consumo.
El 7 de noviembre los transportistas convocaron a un paro nacional del movimiento de pasajeros y cargas en Panamá como protesta por el alza constante de los productos inflamables, lo que obligó a las autoridades a proponer soluciones en una mesa de diálogo.
La nación istmeña amaneció el viernes último con las más elevadas tarifas de los combustibles en el quinquenio: gasolina de 95 octanos a un dólar el litro, 97 centavos la de 91 y el diésel a 87 céntimos, por lo que conductores y propietarios de vehículos pidieron la intervención urgente del Gobierno.
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