Los datos disponibles, correspondientes a 2019, confirmaron, además, que apenas cinco países concentraron cerca del 76 por ciento del aporte continental, entre ellos, Etiopía, Uganda y Tanzania, indicó la comisaria de Economía Rural y Agricultura de la Unión Africana (UA). Después del petróleo crudo, el café es el segundo commodity (materia prima) más vendido a escala global, aunque las rentas por las exportaciones del grano descendieron en años recientes debido al comportamiento de los precios internacionales, señaló la especialista.
La ingeniera agrónoma sustentó que, pese a las fluctuaciones coyunturales del mercado, el llamado continente negro mantiene problemas de vieja data en su estructura económica e inserción en el comercio mundial.
Según ilustró, buena parte del comercio africano de café depende del renglón en grano y ello reduce las posibilidades de ingresos, sobre todo para los pequeños agricultores que sustentan el sector.
A juicio de la entendida, el fortalecimiento de las cadenas de valor de la industria cafetalera y las inversiones tecnológicas en el campo, representan par graciasa África una vía para mejorar los medios de subsistencia de muchas poblaciones.
El análisis de Sacko formó parte de un debate promovido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Angola, con formato presencial y virtual debido a las medidas sanitarias por la pandemia de la Covid-19.
Desde Mozambique, la comisaria de la UA celebró la iniciativa y llamó a respaldar mecanismos de cooperación como el fondo para el desarrollo del café africano, el cual podría aportar de recursos financieros a fin de encarar los retos existentes.
En el caso de Angola, la funcionaria coincidió con otros panelistas al evaluar el deterioro de la producción nacional, cuya reanimación exige actualización tecnológica, fomento de plantaciones, restructuración del mercado, fortalecimiento de las cadenas de valor y respaldo monetario con la intervención de la banca comercial.
De acuerdo con académicos y directivos del ministerio de Agricultura y Pesca de Angola, el país posee una larga tradición cafetalera desde los tiempos de la época colonial, pero todavía la rama sufre los estragos provocados aquí por la guerra civil (1975-2002).
Buena parte de los productores nacionales son pequeñas y medianas empresas de origen familiar, indicaron los analistas, quienes alertaron, además, sobre el envejecimiento de la fuerza de trabajo, pues muchos jóvenes emigran a las ciudades.
De igual forma, abogaron por mayor acceso al financiamiento y por la introducción de mejores prácticas culturales a fin de incrementar los rendimientos agrícolas, la calidad del cafeto, las labores de beneficio y la competitividad de cara a las exportaciones.
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