Así lo atestigua Emir Sader, uno de los principales sociólogos y politólogos del gigante suramericano, en una reflexión publicada en el portal de noticias Brasil 247.
‘Solo un nombre fuerte a nivel nacional, arraigado en la mente de gran parte de los sectores populares, con experiencia y trabajo realizado en su gobierno, como Lula, puede enfrentar una confrontación dura y decisiva como la de derrotar a Bolsonaro’, asegura Sader en su escrito.
Refiere que ‘muchos se rinden ya a este razonamiento, dándose cuenta de la magnitud del enfrentamiento y de lo imprescindible que resulta contar con quien es, de lejos, el mejor nombre (Lula) de la oposición’.
Para el curtido analista político, las justas presidenciales del próximo año ‘serán decisivas para el futuro del país’ y ‘la prioridad tiene que ser la campaña política para que Lula recupere definitivamente sus derechos políticos plenos’.
Denuncia que la pandemia de Covid-19 genera casi dos mil muertes al día, sin que se produzcan avances en las medidas gubernamentales, ni en la movilización de las reacciones de la población. La vacunación se arrastra desesperadamente, sin horizonte de tener algún efecto en la protección de la vida de las personas, añade.
El sociólogo apunta que la economía, a pesar de las bravatas del ministro del sector, Paulo Guedes, pasó de la recesión a la depresión. ‘La crisis social se extiende como nunca antes, con la gran mayoría de los brasileños sobreviviendo en precariedad’.
La imagen de Brasil en el mundo, tras ser un ejemplo con Lula, se convirtió en una de vergüenza y riesgo global. ‘Estamos en el peor de los mundos posibles. Sin gobierno, sin economía, sin políticas sociales, sin alianzas internacionales’, considera Sader.
Menciona la acelerada pérdida de apoyos de la derecha, la ilusión de una alianza de centro y la incapacidad de políticos de la izquierda en tener un papel hegemónico en el 2022, sin contar con el fundador del Partido de los Trabajadores.
‘O continúa el actual gobierno o el país se hará pedazos, con el Estado desmantelado, con la mercantilización aún más salvaje, con las privatizaciones y los proyectos neoliberales concretados. Con la izquierda derrotada y desmoralizada durante mucho tiempo’, vaticina.
En más de una ocasión, Lula comentó que no luchará por ser pretendiente al poder, sin embargo, si la izquierda quiere, puede disputar la próxima elección.
‘He sido presidente de la República, no necesito volver a serlo. Para ser candidato, tiene que haber una razón mayor. Si es necesario derrotar al bolsonarismo, no duden que me pondré a disposición’, subrayó.
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