El proyecto, llamado Ley de Democracia en el Siglo XXI, autorizaría el uso de más de tres mil millones de dólares con el objetivo de “ayudar” a otras naciones a enfrentar desafíos que, en opinión de Washington, socaven sus democracias, según el borrador del texto compartido con el diario The Hill.
De ser aprobada, la iniciativa dividiría el efectivo entre programas del Departamento de Estado, como los de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED), organizaciones bastante activas en su tarea de socavar política y moralmente a gobiernos progresistas.
La propuesta, aunque está sin analizar en el Congreso, se produce antes de la polémica Cumbre para la Democracia convocada para esta semana por el presidente estadounidense, Joe Biden, quien se reunirá de forma virtual los días 9 y 10 de diciembre con representantes de 110 gobiernos extranjeros.
De acuerdo con expertos, en el evento Washington tratará de imponer normas de conducta para la exportación de herramientas de vigilancia a determinados países.
“Se trata de un grupo de naciones con ideas afines que se comprometerán a trabajar juntos para determinar cómo los controles de las exportaciones podrían vigilar mejor y, en su caso, restringir la proliferación de estas tecnologías”, dijo recientemente un alto funcionario al diario estadounidense The Wall Street Journal.
China y Cuba cuestionaron que Estados Unidos, nación polarizada y con tantos problemas internos, puede dar lecciones a otros, y criticaron los esfuerzos para obligar al mundo a copiar el modelo democrático occidental.
«La convocatoria selectiva a una cumbre que dice ser sobre democracia es muestra de debilidad de Estados Unidos, incapaz de encarar en la ONU el desprestigio y aislamiento de su política exterior», afirmó el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
La publicación digital estadounidense Moon of Alabama comentó que el evento está concebido como “un espectáculo propagandístico que se supone demuestre un fuerte liderazgo de Estados Unidos donde no existe”.
La cita excluye a países como Hungría, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea, donde, según encuestas, la oposición está preparada para ganar las elecciones del próximo año.
Además, entre los que quedaron fuera de la lista de invitados están Turquía, también miembro de la OTAN, y “enemigos” de Estados Unidos como Rusia, Venezuela e Irán, que no resultaron convocados a pesar de celebrar regularmente elecciones libres.
El diario Politico señaló este fin de semana que el encuentro es “una mala idea” de la administración Biden, porque determinar quién es lo suficientemente democrático para estar en la lista de invitados inevitablemente crea tensiones.
Estados Unidos tiene una credibilidad cuestionable para posicionarse como una democracia líder, sobre todo después del ataque al Capitolio ocurrido el pasado 6 de enero y en medio de los esfuerzos en curso de muchos republicanos para socavar el sistema democrático, alertó el medio.
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