Los hechos ocurrieron el pasado 25 de febrero y dejaron un saldo de 26 fallecidos, la mayoría de ellos civiles, además de la muerte de siete reos y del director del centro, Paul Joseph Hector.
Según la investigación de la organización de derechos humanos, en el momento de los sucesos, la prisión solo contaba con seis policías y un supervisor general para custodiar a mil 535 detenidos.
Marie-Yolène Gilles, cofundadora de Je Klere aseguró que la población carcelaria necesitaría de al menos 385 oficiales, de acuerdo con los criterios de Naciones Unidas.
Debido a esta falta de personal, dos de las seis torres de vigilancia y la torre de control de la prisión de Croix-des-Bouquets, situada a unos 10 kilómetros del centro de esta capital, no tenían agentes de servicio cuando comenzó el motín en el patio, apunta el informe.
Señala, además, la presunta complicidad de agentes en los preparativos de la fuga pues tras la revisión se encontraron artículos prohibidos, entre ellos armas de fuego, y muchos teléfonos móviles.
A esto se suma el sabotaje previo al sistema interno de comunicación por radio, indicó la investigación.
Las autoridades anunciaron que capturaron a 87 prófugos y prometieron intensificar la búsqueda y los registros en todo el país hasta recuperar a todos los fugitivos.
Confirmaron también que uno de los detenidos, el connotado jefe de pandillas Arnel Joseph, murió durante un intercambio de disparos con una patrulla policial.
Por su parte, organizaciones de la sociedad civil acusaron al Gobierno de ‘ejecutar’ al líder de banda, que presuntamente hizo revelaciones sobre sus tratos con funcionarios en activo.
El primer ministro, Joseph Jouthe, negó la participación de miembros del Gobierno en la organización del motín que propició la fuga, aunque advirtió que en caso de complicidad las sanciones serán ‘fatales’.
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