La economía yemenita enfrenta desafíos y dificultades formidables, recalcó Bureik durante un seminario realizado en Riad, la capital saudita, precisó la agencia oficial de noticias Saba.
Como ejemplo el ministro citó la depreciación del valor del rial, la moneda nacional, los altos niveles de inflación, la elevada tasa de desempleo y de personas por debajo del umbral de la pobreza.
Ante esa situación, el funcionario instó al respaldo económico internacional, y en especial el de Arabia Saudita, para mejorar el panorama.
En octubre último, el ministro de Planificación y Cooperación Internacional Waid Batheeb afirmó que el país perdió 90 mil millones de dólares desde el alzamiento hutí en 2014, cuando los rebeldes lanzaron una ofensiva que ocupó la capital Saná y amplias zonas del norte y del oeste.
Un año después Arabia Saudita y varios aliados árabes intervinieron en auxilio del Gobierno, lo que permitió a sus tropas recuperar algunas áreas.
Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, dos tercios de la población de Yemen, unos 20 millones de personas, dependen de la asistencia humanitaria y el 80 por ciento vive por debajo del umbral de pobreza. Después de años de conflagración, esta nación árabe tiene la cuarta población de desplazados internos más grande del mundo con unos cuatro millones de personas, subrayó recientemente el organismo. Por su parte, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia denunció que unos 10 mil niños fueron asesinados o mutilados desde el inicio de la guerra.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo consideró días atrás que Yemen atraviesa “la peor y más grande catástrofe humanitaria del mundo” y en ese sentido proyectó que para finales de 2021 la guerra habrá matado a 337 mil personas de forma directa o indirecta.
jf/rob
















