Los Centros estadounidenses de Control y la Prevención de Enfermedades aconsejan Pfizer y AstraZeneca, pero la jefa de la misión norteamericana en Beirut, Dorothy Shea, ofreció Johnson & Johnson a las autoridades libanesas.
Esa vacuna fue desechada por la Agencia Nacional de Salud Pública de Estados Unidos al comprobar que origina coágulos sanguíneos.
Lo notable de la historia, precisa Al Manar, es que Washington no ofreció ayuda oficial alguna a Líbano para combatir la pandemia.
La llamada nación de los cedros encontró en la Organización Mundial de la Salud el socio para obtener vacunas adecuadas anti-coronavirus, agrega el sitio digital del canal libanés.
Al Manar asegura que la Casa Blanca impuso a Líbano un cerco económico causante de una crisis inflacionaria que hundió a casi 80 por ciento de los ciudadanos debajo del umbral de la pobreza de 3,64 dólares diarios, según organismos internacionales.
Asediar al país y ofrecer una vacuna rechazada por los científicos norteamericanos, es una evidencia del modo en que Washington trata a los libaneses, apuntó la etiqueta #US_Deadly_Vaccine que circula en las redes sociales de este país.
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