En un mensaje a la nación, el presidente, Cyril Ramaphosa, resaltó que el fallecimiento de Tutu, Premio Nobel de la Paz, es “otro capítulo de duelo en la despedida de nuestra nación a una generación de sudafricanos destacados que nos han legado una Sudáfrica liberada”.
Desmond Tutu, dijo, fue un patriota sin igual; un líder de principios y pragmatismo, un hombre de extraordinario intelecto, integridad e invencibilidad contra las fuerzas del apartheid.
Al mismo tiempo, añadió, también era tierno y vulnerable en su compasión por aquellos que habían sufrido opresión, injusticia y violencia bajo el apartheid, y personas oprimidas en todo el mundo.
Como presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, resaltó Ramaphosa, Tutu expresó la indignación universal por los estragos del apartheid y demostró de manera conmovedora la profundidad del significado del Ubuntu: la reconciliación y el perdón.
Desde las aceras de la resistencia en Sudáfrica hasta los púlpitos de las grandes catedrales y lugares de culto del mundo, y el prestigioso escenario de la ceremonia del Premio Nobel de la Paz, el arzobispo Tutu se distinguió como un defensor inclusivo y no sectario de los derechos humanos universales.
Durante su vida, en la cual las fuerzas represivas del apartheid no lograron doblegarlo, se mantuvo fiel a sus convicciones durante nuestra administración democrática, hacía rendir cuentas al liderazgo y las florecientes instituciones de nuestra democracia en forma inimitable, ineludible y siempre fortalecedora, señaló.
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