El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que su departamento opera con un “mayor nivel de vigilancia”, pero hasta el momento no tiene conocimiento de ninguna amenaza concreta.
La víspera, el jefe de policía del Capitolio, Tom Manger, insistió en que el departamento sería capaz de defenderse de otra agresión similar a la de hace un año, cuando una turba enfurecida atacó la sede del Congreso para impedir la certificación de la victoria electoral del demócrata Joe Biden.
De acuerdo con la televisora CNN, el Servicio Secreto y el Servicio de Protección Federal, dos agencias del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), tienen planes de despliegue si fuera necesario y coordinan junto al Buró Federal de Investigaciones (FBI) las medidas de seguridad adecuadas.
De acuerdo con un funcionario citado por el medio, la amenaza más probable es la acción de ciudadanos solitarios, según la evaluación de inteligencia que se compartió con las autoridades estatales y locales.
La seguridad reforzada llega mientras Washington se prepara para conmemorar mañana el aniversario de la insurrección en la que murieron cinco personas, entre ellas, un policía, y otras 150 fueron heridas.
El presidente Joe Biden ofrecerá un discurso este jueves en el cual arremeterá contra su predecesor por el caos de esa jornada que amenazó la democracia estadounidense, señaló la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
El fiscal general, Merrick Garland, prometió hoy responsabilizar a todos los involucrados en la insurrección, pues hasta ahora solamente 70 han sido condenados y hay más de 700 acusados de alterar el orden público, agredir a la policía y conspiración.
Mientras, Trump y sus aliados persisten en distanciarse de los hechos y obstaculizan los trabajos del grupo parlamentario encargado de esclarecer el papel del entonces gobernante en las protestas para así depurar las responsabilidades en lo sucedido.
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