El jefe de la diplomacia estadounidense reiteró el pleno apoyo de su país a las instituciones constitucionales de Kazajastán, señaló el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, en un comunicado.
Luego, en conferencia de prensa, Price afirmó que Washington estará atento a eventuales violaciones de los derechos humanos en territorio kazajo por parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).
Ante los disturbios violentos reportados en esa nación, la OTSC -integrada por Kazajastán, Rusia, Armenia, Belarús, Kirguistán y Tayikistán-, informó que fueron enviadas fuerzas de mantenimiento de la paz.
Las manifestaciones comenzaron el 2 de enero en las ciudades de Zhanaozen y Aktau, al suroeste de esa nación, donde los residentes protestaron contra la subida de los precios del gas natural licuado.
Dos días después, se produjeron enfrentamientos con la Policía en Almaty (sureste) y otras regiones donde se han registrado cerca de 20 muertes, más de mil heridos, además de cuantiosos daños a edificios públicos, empresas y numerosas acciones de vandalismo.
El mandatario kazajo, Kasym-Zhomart Tokáyev, decretó el estado de emergencia durante dos semanas en todo el país y destituyó al Gobierno.
Aunque la Casa Blanca lo niega, usuarios en redes sociales denuncian que Estados Unidos está detrás de la rápida degradación de la situación política interna y el aumento de la violencia en Kazajastán.
Los internautas refieren que desde diciembre pasado la embajada norteamericana en aquel país convocó a manifestaciones contra el gobierno, las cuales se han traducido en disturbios, saqueos y violencia en las principales ciudades.
La cancillería de Rusia consideró los recientes acontecimientos en Kazajastán como un intento concebido desde el exterior para socavar de manera violenta la seguridad y la integridad en ese Estado de Asia Central.
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