Junto con el jefe de la organización extremista otros 10 de sus miembros enfrentan cargos similares y pueden ser condenados hasta 20 años de prisión por intentar “derrocar, sofocar o destruir por la fuerza” al gobierno estadounidense.
Los fiscales federales también consideraron que Rhodes cometió otros delitos durante el motín del 6 de enero de 2021, motivado por las afirmaciones del entonces presidente Donald Trump de supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre de 2020.
Rhodes conspiró con otras personas para oponerse por la fuerza a la ejecución de las leyes que rigen la transferencia del poder presidencial en Estados Unidos, subrayó el DOJ en un comunicado donde afirman tener pruebas de que Oath Keepers participó en la planificación de los disturbios.
“No vamos a superar esto sin una guerra civil” y “No hay una forma política o legal estándar de salir de esto”, escribió Rhodes en mensajes privados a finales de 2020, según publicaron las autoridades.
El DOJ ha acusado a más de 725 personas por estar implicadas en el asalto al Capitolio por parte de simpatizantes del expresidente Trump en su afán de impedir a cualquier precio la certificación de la victoria electoral del demócrata Joe Biden.
La acusación por sedición se trata hasta el momento del cargo más grave presentado contra los participantes en las protestas de aquella jornada en la que murieron cinco personas, entre ellas un oficial de seguridad del Congreso, y hubo cientos de heridos.
Paralelamente, un comité especial de la Cámara Baja investiga los sucesos considerados “el mayor ataque a la democracia estadounidense”, aunque Trump y sus aliados intentan obstaculizar la pesquisa bajo los más diversos argumentos.
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