Mediante la red Twitter, el Ministerio de Relaciones Exteriores calificó el derrame de seis mil barriles de crudo que Repsol desembarcaba para abastecer a la refinería de La Pampilla, en el norte de Lima, como “el peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos”. “Esta terrible situación ha puesto en peligro la flora y fauna en dos áreas naturales protegidas de más de 18 mil kilómetros cuadrados como la Reserva Nacional del Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, Islotes de Pescadores y la Zona Reservada Ancón”, agregó.
La empresa Repsol, por su parte, insistió en calificar como “incidente” el desastre y atribuirlo al oleaje registrado el fin de semana último, por la explosión de un volcán submarino en Tangoa, con lo cual intenta eludir posibles responsabildades,
En un breve comunicado, sostuvo que está realizando tareas de remediación de las aguas y limpieza de las playas afectadas y que mantiene informadas a las autoridades de situación.
Por su parte, el líder del partido gobernante Perú Libre, Vladimir Cerrón, manifestó en un mensaje que Repsol que “lo ocurrido con Repsol debe llamar al Gobierno a renegociar inmediatamente el contrato ley”, por el cual administra la refinería de La Pampilla.
“Los delitos ambientales, tributarios y laborales, son fenómenos repetitivos en las transnacionales, los mismos que se pasan por agua tibia (sin sanción)”, agregó.
La bancada congresal de Perú Libre exigió, en un comunicado de términos similares, que Repsol se haga cargo de los daños causados, por no haber activado un plan de contingencia ante el derrame.
El ministro del Ambiente, Rubén Ramírez, pidió a la empresa una pronta y plena remediación y advirtió que puede ser sancionada con una multa equivalente a más de 138 millones de soles (aproximadamente 36 millones de dólares).
Ramírez señaló que la transnacional no avisó con celeridad del derrame, que diezmó la fauna marina en las aguas ribereñas, y minimizó la magnitud del desastre, al informar inicialmente que el incidente solo fue de siete galones de crudo, lo cual mereció críticas de la primera ministra, Mirtha Vásquez.
Vásquez insistió en demandar la pronta remediación de daños y deploró que la empresa no informara de lo sucedido oportuna y adecuadamente y planteó evaluar correcciones en las normas ambientales para que una situación como la actual no se repita.
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