Durante entrevistas con el presidente libanés, Michel Aoun, y el primer ministro Najib Miqati, Ahmed Nasser reiteró que su misión contempla sugerir medidas e ideas para generar confianza con la llamada nación de los cedros.
“Líbano es un escenario de esperanza para todos, no un escenario para la agresión, dijo, por lo cual exigimos que no sea plataforma de agresión verbal o real”, acotó.
La visita del ministro kuwaití es la primera a Beirut de un funcionario de alto nivel de los países de península Arábiga desde una disputa diplomática entre Líbano y Arabia Saudita y sus vecinos.
Esa crisis la desencadenó en octubre pasado una declaración del titular ministro de Información George Kordahi, quien describió de inútil la guerra en Yemen y de agresión de una alianza liderada por Arabia Saudita.
Tras esos comentarios, Riad retiró a su embajador de Beirut y prohibió las importaciones libanesas, mientras Kuwait, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos adoptaron medidas similares.
Kordahi hizo sus comentarios antes de asumir el cargo y renunció en diciembre a fin de aligerar las tensiones, pero su acción no mejoró la situación.
En realidad, la crisis tiene sus raíces en la inquietud saudita por la creciente influencia regional de Irán, incluido Líbano, y en especial contra Hizbulah, aseguraron los analistas.
A finales de diciembre, el rey Salman de Arabia Saudita llamó a los libaneses a poner fin al control del Partido de Dios, y en respuesta el jefe de ese movimiento, Hassan Nasrallah, acusó a Riad de difundir ideología islámica extremista.
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