De 51 años de edad y dos veces al frente del Gobierno libanés, Hariri expresó que su proyecto se resume en dos temas: prevenir una guerra civil y brindar una vida mejor a los libaneses.
“Tuve éxito en lo primero, pero no logré lo segundo”, apuntó.
Para evitar un conflicto interno, explicó, entró en acuerdos que causaron la pérdida de su fortuna personal, de amistades e incluso de relaciones con compañeros y hermanos.
“Lo que no puedo soportar es que algunos libaneses me consideren entre los de la clase dominante causantes del desastre en curso”, precisó en una alocución desde su residencia personal.
A juicio del dirigente político, no hay esperanza ni oportunidad para Líbano en medio de la confusión internacional, división nacional, agravamiento sectario religioso y la decadencia del Estado.
“No habrá nominaciones para las elecciones parlamentarias, ni por el movimiento Corriente Futura ni en nombre de este”, aseguró.
Con anterioridad, los seguidores de Hariri expresaron ataques verbales contra Arabia Saudita, aunque tales actos los rechazaron y condenaron dirigentes del partido dirigido por este.
“Lo que le hace daño nos hace daño a nosotros, y quienes lo ataquen estarían apuñalando al Harirismo en el corazón”, advierte un comunicado emitido por la dirigencia de Corriente.
Desde el sábado último, se registran manifestaciones de apoyo a Hariri, tras difundirse la decisión de este último de no presentarse a las próximas elecciones parlamentarias.
Según trascendidos, el ex Primer Ministro citó la falta de respaldo financiero saudita como una de las razones para declinar su candidatura al hemiciclo.
Hasta finales de 2017, Hariri fue la figura clave de los musulmanes sunitas libaneses con un respaldo total del reino de la península arábiga.
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