“Esta empresa tiene que pagar los daños a la población, tiene que reparar todo lo que ha hecho a la naturaleza, al mar”, dijo en el balneario de Ancón, mientras caminaba por la orilla del mar cubierta por el petróleo, parte de más de 20 playas en la misma situación por el desastre ambiental del 15 de enero último.
Al inspeccionar la situación junto al ministro del Ambiente, Rubén Ramírez, señaló que Repsol debe subsanar el daño provocado a la naturaleza e indemnizar a los pobladores de los municipios afectados por el cierre de la pesca, las visitas a la playa, a consecuencia del derrame que devastó la fauna y la flora marina.
“Nuestro compromiso es con ustedes. Ya no hay nada acá, ya no hay ninguna vida”, dijo Castillo sobre el desastre ambiental causado por la rotura de los tubos de suministro de crudo desde un buque tanque hasta la refinería de La Pampilla, administrada por Repsol.
Planteó al Congreso, de mayoría opositora, que forme una comisión para abordar el problema junto al Ejecutivo, y lamentó que el Parlamento actúe con celeridad por afanes opositores pero no reaccione igual ante el reciente desastre ambiental.
Entretanto, el ex ministro del Ambiente, Ricardo Giesecke, rechazó, al igual que las autoridades del sector, los alegatos de Repsol de que el problema fue causado por un oleaje anómalo no reportado por la Marina peruana, lo que ha sido desmentido por diversos elementos, incluyendo testigos.
“Más parece que Repsol Perú está tratando de tapar el sol con un dedo pues hubo una rotura de amarres y del conducto del crudo que no fue ni detectada ni reportada de inmediato; han dejado pasar el tiempo porque no tenían obviamente ningún plan de contingencia”, dijo.
Añadió que tal conducta pone a Repsol en la condición de “delincuentes por irresponsables” y de un peligro para la vida y la salud de las personas y del medio ambiente marino y costero.
“Lo menos que le debería suceder es que se le suspenda la licencia de operación de la Refinería de La Pampilla por lo menos hasta que demuestre que tiene todas las instalaciones y las capacidades para evitar que se generen situaciones de emergencia ambiental y pública como la presente”, añadió el exministro.
Entre las causas del comportamiento de Repsol, mencionó el debilitamiento, por decisiones políticas, de las normas ambientales, con medidas como la reducción a la mitad de las multas a empresas por infracciones a esa legislación.
Giesecke añadió que Repsol es muy conocida en sus 30 años de operación en Perú por una conducta que no necesariamente sigue y observa minuciosamente la normativa ambiental del país.
msm/mrs