El estudio, a cargo de científicos de la Universidad de la Columbia Británica de Canadá podría ayudar a acelerar el desarrollo de tratamientos efectivos contra esta modificación del virus, causante de la pandemia de Covid-19.
Según el texto, Ómicron no tiene precedentes por tener 37 mutaciones de proteínas de pico, que son de tres a cinco veces más mutaciones que cualquier otra variante conocida.
“Las pequeñas mutaciones en la proteína espiga tienen potencialmente grandes implicaciones sobre cómo se transmite el virus, cómo nuestro cuerpo lo combate y la efectividad de los tratamientos», aseveró Sriram Subramaniam, profesor de la facultad de medicina de la universidad canadiense.
El texto en Science detalla que el análisis estructural probó que las mutaciones R493, S4496 y R498 crean nuevos puentes salinos y de hidrógeno entre la proteína espiga y el receptor de células humanas ACE2, los cuales parecen aumentar la afinidad de unión, mientras que otras mutaciones K417N comienzan a perder fuerza en este enlace.
Los hallazgos muestran que Ómicron tiene una mayor afinidad de unión que el virus original, con niveles más comparables a los que vemos con la variante Delta», añadió el científico.
Puntualizó, además, que es notable que esa variante haya evolucionado para conservar su capacidad de unirse a las células humanas a pesar de mutaciones tan extensas.
Refirió también que Ómicron fue menos evasivo a la inmunidad creada por las vacunas, en comparación con la inmunidad derivada de la infección natural en pacientes no vacunados.
Subramaniam resaltó que basados en esos datos se puede afirmar que la vacunación sigue siendo la mejor defensa contra esa variante.
El equipo continúa trabajando en la mejor comprensión de la unión de los anticuerpos neutralizantes y los tratamientos que serán efectivos en toda la gama de variantes, y cómo se pueden usar para desarrollar métodos más resistentes a las variantes.
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