En los últimos siete días el promedio de muertes alcanzó los dos mil 166, según los datos más recientes de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
A mediados de septiembre esa media alcanzó un máximo de mil 900, justo antes de que se descubriera Ómicron.
Aunque cada vez hay más pruebas que demuestran que la nueva variante tiene menos probabilidades de causar la muerte o una enfermedad grave que su antecesora, su rápida transmisibilidad ha desbordado a los hospitales, principalmente con personas no vacunadas.
Hace poco más de un año, antes de que las vacunas estuvieran ampliamente disponibles, Estados Unidos registró el mayor número de muertes por la pandemia, con una media diaria de tres mil 400.
La última vez que el país superó las dos mil muertes fue en febrero del 2021, cuando estaba recuperándose del alza de contagios del mes anterior.
El hecho de que Ómicron tiende a causar una enfermedad menos grave también ayudó a evitar una crisis aún mayor.
Cuando comparamos las cifras actuales con el último mes, en el que esa mutación fue la predominante, existe una separación entre casos, ingresos hospitalarios y muertes, comentó la directora de los CDC, Rochelle Walensky.
Durante una sesión informativa en la Casa Blanca, la funcionaria explicó que aunque los casos aumentan drásticamente, las hospitalizaciones no crecen al mismo ritmo, y las muertes siguen siendo bajas en comparación con el recuento de casos.
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