Ambos desde ya ven como el precandidato por el Partido de los Trabajadores (PT), el exmandatario Luiz Inácio Lula Da Silva, es favorito en todos los sondeos para ganar en octubre venidero.
Bolsonaro y Moro no solo lo observan desde la desventaja, sino que sus estrategias para revertir este paso ascendente de Lula fracasan ante los ojos de los brasileños, de acuerdo con analistas.
En reciente entrevista en el semanario Veja, el presidente de la empresa Ipespe, Antonio Lavareda, opinó -basado en reciente investigación- que el programa Auxilio Brasil puesto en marcha por el mandatario el pasado noviembre no ha tenido el efecto previsto por el Gobierno.
Según Lavareda, el presidente luchó con todas sus armas para aprobar este beneficio, consistente en otorgar subsidios equivalentes a 73 dólares al mes a 14,5 millones de familias, con la esperanza de captar el voto de los electores de clase baja.
Pero aun así Bolsonaro no ha ganado puntos en las encuestas, lo que demuestra el fracaso de la estrategia, afirmó el experto.
Analizando los resultados de sondeo efectuado por Ipespe, el especialista mencionó como otro punto importante el error de estrategia del jefe de Estado, quien hasta ahora se ha dirigido a la base de la pirámide de votantes, pero su problema no está en ahí, según Lavareda.
Explicó que en las simulaciones de una segunda ronda, el gobernante pierde en todos los escenarios planteados, pues fracasaría ante sus contrincantes Lula, Ciro Gomes, João Doria o Moro.
Lavareda señaló otra evidencia que arrojó la encuesta y es que la idea manejada por algunos de que Moro se consolidaría fácilmente en el tercer lugar, se vino abajo.
Los análisis demostraron que Gomes aun tiene fuerzas como candidato y empata con el exjuez, acotó el experto.
Además en este contexto, no pocos especialistas consideran que si el exjuez aun tenía esperanzas de ver mejorar sus números en las encuestas de cara a la presidencia, la partida se volvió contra él al pasar de magistrado a investigado.
Medios de prensa nacionales relatan que Moro pretendió hacerse un nombre como gran defensor de la honestidad y verdugo de los corruptos, pero hoy, irónicamente, es objeto de un procedimiento en el Tribunal Supremo Federal.
Esa instancia investiga posible irregularidades cometidas en la prestación de servicios que este habría realizado para empresas que fueron objeto de Lava Jato (2018), la mayor operación anticorrupción realizada en el gigante sudamericano.
La justicia brasileña también considera que el exmagistrado no fue imparcial en los juicios realizados contra Lula y en base a ello y otras evidencias fueron anuladas todas las condenas por supuesta corrupción achacada al líder del PT, detenido entonces tras una orden firmada por Moro.
Ahora Lula está libre y es su contrincante en la carrera presidencial de octubre, en la que los pronósticos no ven chance ganador ninguno para el exmagistrado.
Moro tiene que ver cómo sigue subiendo la popularidad del líder del PT a quien incluso los sondeos anticipan como posible ganador en primera vuelta.
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