De acuerdo con un grupo de centros de estudios públicos, con sede en Tokio, Japón debe incrementar el número de mano de obra inmigrante hasta los 6,74 millones en 2040 para mantener una expansión promedio anual del 1,24 por ciento con la finalidad de cumplir el escenario optimista de «alto crecimiento» diseñado a largo plazo.
Se trata de una cifra superior casi en un 300 por ciento a los actuales 1,72 millones empleados foráneos, que representan alrededor del 2,5 por ciento de la población activa.
La nación nipona perderá más del 10 por ciento de la fuerza laboral nacional en las próximas dos décadas, mientras disminuye la mano de obra inmigrante como consecuencia de los estrictos controles fronterizos para detener la propagación de la Covid-19.
La población del país alcanzó su mayor cota en 2008 y a partir entonces disminuyó debido su baja tasa de natalidad hasta llegar a unos 125 millones el año pasado, acompañado por la reducción de las personas en edad de trabajar debido al envejecimiento.
Al respecto, el presidente de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), Shinichi Kitaoka, conminó al debate sobre la aceptación de trabajadores extranjeros con un mayor sentido de urgencia, ya que la competencia por la mano de obra crecerá en el futuro frente a países como China.
Tenemos que tomar medidas para que Japón sea atractivo a largo plazo, un país a elegir por los trabajadores extranjeros, agregó.
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