Se trata de una instalación que resiste con firmeza la competencia de los dos grandes museos de Madrid, el Reina Sofía y El Prado, con una colección que se precia de contar con más de una obra de los franceses Paul Gauguin, Claude Monet y Pierre Auguste Renoir; del español Pablo Picasso y el holandés Vincent Van Gogh.
Precisamente ante esta realidad incontestable, el ministro de Cultura y Deportes de Espala, Miquel Iceta, encabezó este miércoles la firma del contrato de arrendamiento de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, en el recinto ubicado en pleno Paseo del Prado.
Luego de una década de negociaciones, se logró el acuerdo entre la viuda del Barón Thyssen y el Gobierno español, según el cual la colección de la aristócrata permanecerá en España 15 años más, con el alquiler de 330 obras por un monto de 6,5 millones de euros anuales.
Empero, la joya de la corona, que así puede llamársele, es la pintura Mata Mua de Gauguin, que significa Erase una vez, en tahitiano. Las andanzas por el mundo del cuadro redoblaron su fama y en la actualidad está valorado en unos 250 millones de euros.
El pintor francés se fue a Tahití en junio de 1891, buscando la inspiración artística en los pueblos primitivos y de esta primera estancia en la isla pintó Mata Mua, con el nombre galo de Autrefois, al comprobar que el paraíso perdido que buscaba no existía como tal.
Su morada más reciente fue Andorra, donde permaneció en un búnker desde que hace dos años la baronesa Thyssen lo sacara del museo madrileño.
Más allá de esta historia alucinante, se añade otra curiosidad. Salió por última vez en subasta en Nueva York en los 80 y Heinrich Thyssen se encaprichó de él. Sin embargo, debió adquirirlo de forma compartida con el coleccionista boliviano Jaime Ortiz-Patino, en un arreglo de caballeros para uno inflar el precio.
Lo compraron por 3,8 millones de dólares, con la promesa de que lo compartirían por dos años y medio y después intentarían llegar a un convenio. No ocurrió así, y en una nueva subasta el barón de origen holandés se hizo del cuadro por 24,2 millones de dólares.
Ahora tendrá un descanso, al menos de 15 años y ante toda la rimbombancia alcanzada por las negociaciones y el fuego mediático, Mata Mua será a todas luces la gran estrella del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
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