Ante la imposibilidad de subida de convoyes por esta vía fluvial y las dificultades para la regulación acordada las autoridades paraguayas comunicaron a las otras dos naciones ribereñas la situación a fin de dispensarlos de compromisos asumidos y dar tiempo para la reprogramación, reportó la agencia IP.
Según se informó la Cancillería seguirá coordinando con las demás instituciones y países involucrados el monitoreo de las condiciones de navegabilidad del río Paraná.
De acuerdo con reportes de prensa la altura promedio de esta vía acuática fue la más baja de los últimos 77 años a causa de la escasez de lluvias en Sudamérica y la intensa sequía.
La bajante del Paraná afecta directamente la economía de Paraguay y también genera pérdidas en Argentina en los sectores de la pesca y agroindustrial así como mermas en el mercado brasileño.
Se trata de una vital conexión de estos países con el mercado internacional para el envío de granos y productos industrializados.
El derrumbe de la carga de buques aquí marca ya cifras históricas y en enero pasado fue la más baja desde que hay registros.
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