Llamada oficialmente Proyecto de Ley de los Derechos de los Padres en la Educación, la normativa es calificada como conservadora y con un impacto negativo en una comunidad ya marginada, refiere la cadena CNN.
La legislación recibe críticas también por permitir a los padres entablar demandas civiles contra un distrito escolar por cualquier posible violación de sus reglas, lo cual expondría a los educadores a un aluvión interminable de litigios.
Si como es esperado lo firma DeSantis, un conservador acérrimo con un historial de apoyo a las medidas contra la comunidad LGBTQ, el proyecto entraría en vigor en julio.
Conocida como ‘Don’t Say Gay’ (‘No Digas Gay’), la medida establece que la instrucción en el aula por parte del personal escolar o terceros sobre orientación sexual o identidad de género no puede ocurrir desde el jardín de infantes hasta el tercer grado o de una manera que no sea apropiada para la edad.
Medios estadounidenses, como la televisora NBC, reportaron en las últimas semanas la realización de manifestaciones estudiantiles en rechazo a esa disposición y a otras que prohíben algunos libros o colocar la bandera arcoíris en los centros de educación.
Tras las protestas registradas en días recientes en Tallahassee, capital del estado de Florida, el presidente estadounidense, Joe Biden, expresó preocupación por el impacto negativo que podría tener en los jóvenes.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo este martes que los pasos de Florida «son profundamente preocupantes» por tratarse de un proyecto «de odio» con «naturaleza discriminatoria».
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