El estudio presencial de la empresa Quaest, con el patrocinio del Banco Genial, muestra al fundador del Partido de los Trabajadores (PT), con un 44 por ciento de las intenciones de voto frente al 26 del segundo clasificado, el mandatario Jair Bolsonaro.
La diferencia entre ellos es de 18 puntos porcentuales. En la secuencia, le siguen el exjuez Sérgio Moro y el político Ciro Gomes, con un siete por ciento, respectivamente.
Después se ubican el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, y el abogado André Janones con dos por ciento, la profesora y escritora Simone (uno) y el filántropo Luiz Felipe D’Ávila (cero).
Los blancos/nulos/no votarán son un ocho por ciento y los indecisos suman un cinco.
En el escenario que incluye a otros pretendientes al poder, la puntuación es la siguiente: Lula, con un 45 por ciento, Bolsonaro (25), Gomes (siete), Moro (seis), Doria y André Janones (dos).
Luego figuran el gobernador Eduardo Leite, de Rio Grande do Sul, y Tebet con el uno por ciento y Luiz D’Ávila (cero).
En este caso, los blancos/nulos/no votarán son un seis por ciento y los indecisos registran cuatro.
A las claras, el líder del PT tiene más votos que todos los demás candidatos juntos.
También se dibujó un tercer escenario y Lula suma un 48 por ciento, Bolsonaro (28), Gomes (ocho) y Leite (tres). Los blancos/nulos/no van a votar son un ocho por ciento y los indecisos un cuatro.
Nuevamente, el exdirigente obrero tiene más votos que todos los demás abanderados juntos.
La investigación escuchó a dos mil personas entre el 10 y 13 de marzo. Su nivel de confianza es del 95 por ciento y el margen de error es de unos dos puntos porcentuales más o menos.
Durante una entrevista radial, Lula afirmó la víspera que desea ser candidato de un movimiento en Brasil y no solamente del PT.
El exgobernante confirmó que debería hacer oficial su precandidatura a finales de abril, para poder anunciar el apoyo de otros partidos a su nombre.
«Estoy hablando con mucha gente. No quiero ser un candidato solo del PT, sino de un movimiento», señaló.
Manifestó preocupación por su seguridad en los comicios del 2 de octubre y que su principal oponente, Bolsonaro, «solo le gusta la violencia», sin embargo, comunicó, que no dejará de hacer campaña en la calle.
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