El incidente violento ocurrió en la estación de la Patrulla de Caminos en Altadena, Los Angeles, California el 31 de marzo del 2020.
Esta semana, por primera un juez ordenó que se difundieran por primera vez las imágenes de lo que pasó durante la detención del joven de 38 años, Edward Bronstein, quien conducía supuestamente bajo los efectos de estupefacientes.
En el clip de 18 minutos, el hombre repitió varias veces «No puedo respirar» mientras los oficiales lo presionaban contra el suelo.
Ese día, Bronstein fue llevado a la estación de la Patrulla de Caminos, en Altadena, en donde inicialmente se negó a entregar su muestra de sangre.
Aunque durante el video el arrestado accede a entregar su muestra de sangre de forma voluntaria, el forcejeo no se detuvo.
El hombre repitió «I can’t breathe» (no puedo respirar) y «Let me breathe» (déjenme respirar) al menos 12 veces en 30 segundos antes de perder el conocimiento. En ese tiempo, los policías no pararon de retirarle sangre.
De acuerdo con el abogado de la familia, Michael Carrillo, este suceso es repugnante y horrible. “Le quitaron la vida a un ser humano. Lo estaban obligando, lo sometieron, y estaban encima de él”, resaltó.
Segpun las imágenes, Bronstein no paró de suplicar por su vida mientras los agentes le sustraían la muestra de sangre.
“Los oficiales de la Patrulla de Caminos no respetaron la vida de un individuo que quería vivir, lo estaban sofocando, y él decía ‘no puedo respirar’”, agregó Carrillo.
A dos años de la muerte del joven de descendencia mexicana, su padre, Pedro Tapia, aseguró que “donde quiera que voy recuerdo cuando estaba con él. Duele mucho perder a un hijo. La familia exige justicia”.
El incidente recuerda la muerte del afrodescendiente George Floyd, que ocurrió dos meses después, el 25 de mayo del 2020 en Mineápolis, Minesota.
Floyd murió en manos del policía blanco Derek Chauvin, quien lo asfixió hasta la muerte al presionar con su rodilla el cuello de la víctima contra el pavimento durante ocho minutos y 46 segundos.
En un video captado por testigos del arresto se puede escuchar al hombre repetir hasta la muerte “I can’t breath” (No puedo respirar), frase que se convirtió en símbolo de una oleada de protestas desatadas en el país contra la brutalidad policial imperante en Estados Unidos.
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