«He cambiado, Alckmin ha cambiado y Brasil ha cambiado. Yo era el adversario de Alckmin, no su enemigo. Feliz era el Brasil que tenía una disputa entre dos partidos democrátas, porque había un debate civilizado, sobre el programa de gobierno», declaró Lula durante una entrevista con la radio T, del sureño estado de Paraná.
Precisó que el 8 de abril tendrá una reunión en la que el PSB propondrá a Alckmin como vicepresidente, y «lo llevaremos al PT (Partido de los Trabajadores) para discutirlo. Si estamos juntos, reconstruiremos Brasil, porque somos dos demócratas», remarcó.
Recientemente Alckmin también exaltó a su antiguo adversario. En la afiliación al PSB el mes pasado, el exgobernador de Sao Paulo sentenció que Lula «representa la propia democracia».
A la radio de Paraná, Lula comentó además que el país no tiene actualmente una democracia plena y el presidente Jair Bolsonaro la ataca, así como a la prensa todos los días.
«Brasil necesita a alguien que armonice el país. Que estimule la paz, la unidad, al pequeño y micro empresario. Esto es lo que necesita Brasil para convertirse en una gran nación», reiteró.
Ante otras interrogantes, Lula descartó la posibilidad de que la exjefa de Estado Dilma Rousseff integre un posible Gobierno suyo como ministra, en caso de que gane las venideras justas comiciales.
«No creo que funcione llamar a un presidente para que sea tu ministro, le vas a convertir en una figura inferior a ti en la escala de autoridad. La tendencia es crear problemas; no trabajo con esa hipótesis», reflexionó.
Insistió que no se sentiría a gusto para mandarle. «Es muy difícil, ella lo sabe», aseveró.
La víspera, el exdirigente obrero advirtió que, si gana en las urnas el 2 de octubre, retiraría a los militares de la administración federal que ocupan cargos comisionados.
«Tendremos que poner en marcha el Gobierno sabiendo que tenemos que retirar a casi ocho mil militares que están en puestos de personas que no presentaron concursos», señaló en una declaración emitida durante un evento de la Central Única de Trabajadores en Sao Paulo.
Aclaró en que «esto no puede ser motivo de una bravata, tiene que ser un motivo de construcción», remarcó.
De igual menara en su alocución del lunes, Lula advirtió que la campaña electoral será complicada y pidió no dejarse llevar por el optimismo.
«No será fácil, no es una guerra que esté ganada; es una guerra que podemos ganar», apuntó quien figura como favorito en todas las encuestas de opinión rumbo al sufragio tras recuperar sus derechos políticos en marzo de 2021.
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