Los precios al consumidor en la norteña nación reportaron en marzo su mayor aumento en 16 años y provocaron un avance de la inflación anual, informó el Departamento de Trabajo.
Ese indicador subió un 1,2 por ciento durante el tercer mes de 2022, marcado por la subida en los costos en los alimentos y la gasolina, que representó más de la mitad del incremento.
Sobre el tema el economista mexicano y experto en temas energéticos del Centro de Investigación y Docencia Económicas, Rodrigo Benedith recordó que hasta febrero, los precios al consumidor habían aumentado un 7,9 por ciento, también un máximo de 40 años, luego de un récord de cuatro décadas de 7,5 por ciento en enero.
Al respecto señaló que la alta inflación que experimenta actualmente Estados Unidos, su tasa de crecimiento negativa, así como los bonos del Tesoro que traen tendencia negativa son indicadores de que el país podría experimentar una crisis económica.
En una entrevista publicada por Sputnik, Bendith puntualizó que si bien hubo una recesión por la pandemia, a diferencia de ésta, la mayor economía mundial muestra una inflación elevada lo cual conllevaría a una estanflación.
Aclaró que la alta inflación estadounidense se compone de tres elementos básicos: el aumento en el precio de los alimentos, de la vivienda y de los combustibles, este último ligado a las sanciones económicas que Washington impuso a Moscú, específicamente en el sector energético.
Con esas penalidades está considerablemente reducida la importación de petróleo, gas y energía, procedentes de Rusia, precisó el experto.
La medida fue parcialmente aplicada, pues si Estados Unidos saca completamente del mercado al petróleo ruso, las consecuencias económicas podrían ser aún más catastróficas, explicó Benedith.
Si el bloqueo al crudo ruso se aplica como se hizo con Venezuela e Irán, el precio del barril podría elevarse a más de 200 dólares, y si se les ocurre sancionar el gas va a ser peor, sentenció el economista.
Entre las medidas de Washington contra Moscú también están la prohibición de nuevas inversiones en el sector energético de Rusia, y la financiación o habilitación de empresas extranjeras con negocios para producir energía en el país euroasiático.
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