El 56 por ciento de los entrevistados rechazaron el desempeño del mandatario, y esa cifra refleja prácticamente una reversión de sus números en comparación con el momento en que asumió el cargo, cuando el 57 por ciento de los adultos aprobaban su trabajo, indicó el sondeo.
De acuerdo con Gallup, la aprobación promedio para este punto del mandato de Biden es más baja que la de todos sus predecesores desde la década de 1950, con la excepción del expresidente Donald Trump, que tuvo un 39,1 por ciento de favorabilidad en igual periodo.
Medios de prensa y analistas coinciden en que el jefe de la Casa Blanca ha enfrentado en poco más de un año una serie de desafíos de envergadura: la pandemia de Covid-19, la caótica retirada de Afganistán, el aumento de los precios de alimentos y la gasolina, así como la crisis migratoria.
El estado de opinión negativo respecto al ocupante del Despacho Oval y su administración podría afectar al Partido Demócrata en las elecciones de mitad de período de noviembre, cuando ambos partidos disputarán el control del Congreso.
Si bien es posible que la aprobación del trabajo de Biden aumente desde ahora hasta los comicios, es algo poco probable e iría en contra del patrón histórico, advirtieron los especialistas de Gallup.
No obstante, el jefe del ejecutivo intenta revertir ese panorama sombrío y en los últimos días viajó a New Hampshire y Oregón para promocionar sus contados logros, como la aprobación del plan de infraestructuras, que permitirá la reparación y construcción de puertos, puentes, carreteras, entre otros beneficios.
La respuesta de la Casa Blanca a la operación militar de Rusia en Ucrania parece que también pasará factura a Biden.
Si bien algunas pesquisas indicaron en un primer momento una acogida favorable de los estadounidenses a la arremetida de Washington contra Moscú, las mismas sanciones impuestas contra el país euroasiático frenan la popularidad del mandatario por su impacto en la economía doméstica y en los bolsillos de los votantes.
En el afán por paralizar la economía rusa, la administración norteña sancionó a varios bancos del país euroasiático, le revocó el estatus comercial especial, cortó ciertas importaciones, atacó a oligarcas y funcionarios, y prohibió la compra de petróleo.
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