En entrevista exclusiva con Prensa Latina, la Coordinadora Regional en Programas de Alimentación Escolar de la Cooperación FAO-Brasil, Najla Veloso, precisó que los diversos gobiernos desarrollan planes y legislaciones a su medida, pero ya tienen entre sus referentes una ley en Brasil que data de 2009.
A juicio de la experta de la organización de la ONU, la legislación tiene tres ejes cardinales para tener en cuenta, en primer lugar, la garantía de una dieta saludable, adecuada y con recomendaciones sobre nutrición.
También es clave, dijo, la educación alimentaria que dota a los alumnos- unos 41 millones de educandos, casi el 20 por ciento de la población en Brasil- de los valores del conocimiento de ese bien, la propia cultura nacional, medio ambiente.
Incluye asimismo las esencias de la producción de alimentos, que prioriza el aporte de las propias escuelas y las familias.
Un tercer momento, dijo, es el nexo entre la adquisición de esos rubros del menú escolar y la agricultura familiar, de manera que en las escuelas se consuma alimentos frescos, de circuito corto de transportación y almacenamiento.
El enfoque de FAO sobre este tema, agregó, es incentivar la capacitación y el intercambio de experiencias, pero de manera que la alimentación escolar no se vea como un plan de asistencia social a poblaciones vulnerables, sino como un derecho de todos, despojado de toda relación con determinada clase social.
Al respecto comentó que hay naciones de la región más adelantadas en esta esfera como Bolivia, Brasil, Paraguay, Guatemala, Honduras, Ecuador y El Salvador, cada uno con sus características.
En el caso de Panamá, resaltó el programa “Estudiar sin Hambre”, implementado por los misterios de Educación y de Desarrollo Agropecuario y la existencia de una ley sobre agricultura familiar aprobada en marzo de 2020.
La nación canalera, en su criterio, tiene potencialidades para continuar avanzando en este frente, casi detenido aquí y en toda la región debido a dos años de confinamiento como consecuencia de la pandemia de Covid-19.
Son loables, significó las experiencias de países para atender la alimentación escolar en medio de la dolencia, como Brasil, Colombia, República Dominicana, Chile y Guatemala, entre otros.
Es sin duda un nuevo desafío el retorno paulatino a la normalidad y el llamado es a que cada vez más las naciones fomenten legislaciones que establezcan las bases del compromiso necesario con la calidad de la alimentación de las futuras generaciones.
Maestra de profesión, Veloso destacó que entre los elementos formativos de la alimentación escolar sobresale la construcción y mantenimiento de los huertos en el interior de los centros educativos.
Los huertos escolares tienen algo mágico, además de contribuir con la sostenibilidad del programa y la reanimación económica de las comunidades, remarcó.
“En su relación estrecha con la producción, sobre todo de verduras y hortalizas, añadió, los alumnos adquieren también valores como el trabajo, la solidaridad y la cultura sobre nutrición y alimentación adecuada”.
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